Homero Andrade, uno de los conductores de ambulancia del hospital Napoleón Dávila de Chone, Manabí, tuvo el peor turno. Mirando al cielo, agradecía que está vivo para contarlo, luego de ser uno de los secuestrados durante la incursión de individuos armados a la casa de salud, durante la noche del domingo.

Apenas entraba a cumplir sus horas laborales, cuando en cuestión de segundos empezó la desgracia. Un bullicio tremendo alarmó a todos. Siete hombres con escopetas, fusiles y pistolas amedrentaron a los guardias de seguridad e ingresaron por la puerta principal.

Iban por alias Cara Sucia, de 17 años, quien había sido baleado el 26 de noviembre en Calceta, cantón vecino de Chone, y, al no haberlo liquidado, pretendían rematarlo.

No hallaban al ‘blanco’

La desesperación de los pistoleros por encontrar su objetivo los hizo recorrer toda la casa de salud. Andrade relata que los hombres tumbaban puertas, apuntaban con armas a médicos e ingresaban a salas buscando al herido de bala.

Al no tener información y facilidad para su objetivo criminal, los sujetos decidieron tomar de rehenes a cinco personas, entre ellas al conductor. “Vivimos momentos ‘calientes’ allí adentro, no sabíamos qué iba a pasar con nuestras vidas, estábamos bajo las garras de sujetos amenazantes, fuertemente armados, estaban enojados y dispuestos a todo”, relató Andrade.

Y es que pese a esconderse, el conductor fue sacado de un cuarto, lo arrastraron y lo encañonaron. A él y a los demás los amenazaron con dispararles si no les decían dónde estaba Cara Sucia. Hubo lágrimas, súplicas e incluso hasta balazos, que afortunadamente no impactaron contra nadie.

“Fueron, al menos, los 30 minutos más terroríficos de nuestras vidas. Venimos a prestar nuestro contingente a favor de los pacientes, mas no a ser rehenes y víctimas de un tema de estas características. La toma de rehenes fue en el área de Medicina interna y Cirugía, asimismo, en el área administrativa”, detalló Andrade.

Pánico generalizado

A más de Andrade y los demás secuestrados, el terror también se apoderó de quienes tienen pacientes en la casa de salud. A través de redes sociales se enteraron del panorama y corrieron hasta las afueras del hospital, entre una ola de miedo y preocupación. Ángel Vélez fue uno de ellos y acudió a retirar a su familiar que presentaba varias dolencias.

“No estamos a salvo en la calle ni en los hospitales. La paz y la armonía se han ido para darle paso al terror. Prefiero que mi familiar salga de aquí y llevarlo a casa, bajo mi responsabilidad lo retiraré”, dijo Vélez.

Y mientras eso ocurría, se organizó una operación comandada por la Unidad Antisecuestros y Extorsiones (Unase) y otras unidades especiales de la Policía de Manabí para liberar a los rehenes.

Fausto Salinas, comandante general de la Policía, explicó que los equipos ingresaron y fueron recibidos a bala por los delincuentes. Sin embargo, no hubo heridos de por medio.

Al tiempo, “se evacuó a otras personas que no estaban bajo la vigilancia de los antisociales”, informó el oficial. Una vez que vieron a los agentes, los tipos se rindieron, lanzándose al piso.

Los detenidos son siete ecuatorianos, dos de ellos con antecedentes por tráfico de sustancias sujetas a fiscalización. La audiencia de flagrancia estaba prevista para la tarde del lunes 28 de noviembre en Chone. En su poder se hallaron siete armas, entre escopetas, fusiles y revólveres, además de cartuchos de diferentes calibres.

El origen del caos

Andrade fue liberado junto con los otros rehenes, pero sigue aterrado. Y es que, según él, la atención de personas al margen de la ley a la casa de salud debe complementarse con resguardos policiales más severos.

Él consideraba que los siete hombres que ingresaron armados pudieron haber cometido una situación que hoy estuviera cargada de lamentos y dolor.

El coronel Álex Salgado, jefe policial de la subzona Manabí, indicó que en los cantones de Chone, Calceta y Junín, las disputas por territorios del microtráfico vienen desencadenando violencia. Esa es la causa por la cual intentaron asesinar a Cara Sucia, un menor de edad, integrante de una de las organizaciones delictivas que operan en esa zona

“Este adolescente está involucrado en hechos delictivos como el sicariato y el robo en el cantón Chone y Calceta. Son algunos eventos donde estamos investigando el grado de participación. Una vez que tengamos los detalles con nuestros grupos de inteligencia será judicializado”, explicó el oficial.

Aseguró que se tramita el traslado del menor de edad a otra casa de salud donde se pueda otorgar mayor resguardo. No se descarta que Cara Sucia haya tenido participación delictual desde los 15 años y por ello se considera un blanco para los grupos delictivos rivales.

Se declarará en emergencia a la Policía

Luego de esta incursión y secuestro en la casa de salud de Chone, el comandante Salinas aseguró que los hospitales están dentro de los planes de seguridad que ejecuta la Policía para su resguardo.

“Justamente el primer grupo de policías que estaban ahí se comunicaron con las demás unidades al presentarse la novedad”, informó el oficial. Sin embargo, no explicó cómo es la presencia y trabajo que realizan los gendarmes en estos centros asistenciales.

Para Carlos Blanco, coronel en servicio pasivo y especialista en temas de seguridad, la Policía no puede estar en los alrededores de los hospitales durante las 24 horas. “Esto no puede darse por más declaratorias de emergencias que existan. Su misión también es velar por los ciudadanos en otras partes que pertenezcan a su jurisdicción”, indicó.

Blanco acotó que la tarea de reforzar la seguridad de estos sitios está en manos del ministerio a cargo, es decir, el de Salud. Y, precisamente, esta cartera estatal informó, a través de un comunicado, que se aumentarían los mecanismos de seguridad.

Y mientras eso se da, Juan Zapata, ministro del Interior, adelantó que se declararía en emergencia a la Policía Nacional para que esta pueda recibir los recursos necesarios para su equipamiento y mejora. Entre ellos se encuentra, de manera prioritaria, destinar dinero para el arreglo de las Unidades de Policía Comunitaria y Unidades de Vigilancia que fueron los objetivos de diversos atentados.