Un disparo en la cabeza no solo le cortó la vida a Simón Javier García Alcívar, sino también sus planes: comprarle los uniformes y útiles escolares a su hijo, quien queda en la orfandad.

El hombre, de 28 años, fue asesinado la madrugada del domingo 1 de mayo.

Su hermana, Daniela García, señala que él fue víctima de delincuentes que intentaron robarle la moto en la que se movilizaba.

A las 04:45 fue a recoger a un amigo de labores, en el sector El Recreo, sur de la parroquia San Camilo, ciudad de Quevedo. Iban a trabajar, a retirar el auto del propietario de la carnicería en la que ‘camellaban’.

En el trayecto, cuando cruzaron el puente sur, se percataron de que una moto, con dos ocupantes, los perseguían y aceleraron.

Los pillos dispararon y al pasar por una poza un tiro le dio en el ‘mate’ a García, y cayeron cerca de un montículo de aserrín. Luego llegaron dos ‘choros’ más.

Inicialmente los malandros se hicieron pasar por policías, pero a uno se le salió llamar a su ‘colega’ por su sobrenombre, Maracua. Allí fueron descubiertos.

Les apuntaron y gritaron al acompañante de García: “Baja la mirada, sapo”. Pero cerca del sitio estaba el jefe de las víctimas, quien reaccionó sacando un arma de fuego y les ‘entró a bala’. Los delincuentes ‘soplaron’ y dejaron botada la moto en la que se trasladaban.

Rápidamente llamó a las unidades de socorro para poder trasladar a García, quien estaba herido en la cabeza, hasta el hospital Sagrado Corazón de Jesús, en Quevedo, donde los médicos solo comprobaron su deceso.