"Mami siéntate. Se nos fue el Topo", fue lo único que Lorena Perlaza le dijo a su progenitora tras confirmar que el cadáver de su hermano Byron Perlaza Urquiza, de 25 años, se encontraba en la morgue de Babahoyo (Los Ríos), sin ser aún reconocido. 

La mujer, que habita en el suburbio de Guayaquil (Guayas), relató que el domingo 18 de diciembre, cuando volvió de la iglesia, una amiga le envió una foto de la publicación en Diario EXTRA donde estaba su hermano sin vida.

Lorena comentó que lo reconoció por el tatuaje en el pecho que decía Topo, como ella lo llamaba desde niño, y además por la vestimenta que su mamá le compró el martes cuando Byron salió de prisión.

"Él estuvo como cuarenta meses recluido y cuando nos enteramos que iba a salir mi mamá se puso contenta porque quería pasar Navidad con todos sus hijos reunidos en mi casa, pero con esto se nos dañaron todos los planes", alegó la consanguínea.

Para Lorena lo más difícil del momento fue darle la triste noticia a su mamá y luego empezar a recoger dinero en el barrio, para viajar a Babahoyo y retirar el cadáver de su hermano. 

Al llegar a la capital riosense, encontró a su ñaño irreconocible, por el tiempo que tenía en descomposición. A todos les tomó por sorpresa que su muerte se haya registrado en Los Ríos cuando él les dijo que estaría en Milagro (Guayas), con su novia.

Byron se refería a Angie García, a quien conoció en una de las visitas que la joven realizó en la cárcel hace dos años. Desde ese momento entablaron una relación y a ambos los asesinaron la madrugada del viernes 16 de diciembre; sus cuerpos fueron abandonados en el recinto La Hojita de la parroquia Ricaurte del cantón Urdaneta, Los Ríos.

Desde ese momento solo identificaron a la joven, quien era oriunda de la parroquia Catarama, donde fue sepultada a las 11:00 del 18 de diciembre. Los restos de Byron, también fueron velados el domingo, pero en el suburbio, posteriormente recibió cristiana sepultura.