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Judicial
¿Qué pasó con la guía penitenciaria agredida? Conozca su condición actual
El caso que dejó un detenido muerto mostró las vulnerabilidades constantes a las que se enfrenta este cuerpo de seguridad penitenciario. Dos expertos analizan la situación.
‘Guardadita’. Así se encuentra la guía penitenciaria que fue agredida dentro de la Unidad de Flagrancia de Quito, por un detenido que supuestamente quiso escapar del calabozo que se encuentra en el subsuelo.
Según el Servicio Nacional de Atención de Privados de su Libertad (SNAI), la afectada continuaba hasta hoy con reposo médico, tras ser enviada a una casa de salud para que la atendieran el pasado 26 de marzo. En esa fecha, Fernando Andrade, procesado por robo, supuestamente intentó escapar del edificio judicial y golpeó a la mujer, habría quitado el arma a un policía, pero fue neutralizado.
Las custodias
La familia del fallecido consideraba que su pariente no quiso huir y se armó un ‘show’ con la muerte de Andrade. “Lamentablemente mi hermano tenía problemas de adicción, cometió algunos robos, pero no era un maldito como se lo pintó por este hecho”, narró Andrés Arce, ñaño del tiroteado, quien piensa que la guía no tuvo heridas de consideración.
Pero ¿a qué se exponen los agentes penitenciarios en lugares como las unidades de flagrancia? Si bien la afectada no ha hablado públicamente, quienes han trabajado con los guías pueden dar fe de esto.
Alfredo Muñoz, exdirector nacional de Rehabilitación Social, critica que los agentes penitenciarios tengan que prestar sus servicios en estos edificios. Para él, de por sí, este cuerpo de agentes ya tiene una carga especial que es cuidar las cárceles del país como para sobrecargarlos con esta responsabilidad.
“Las unidades de flagrancia deben ser sitios cuya competencia en temas de seguridad tiene que estar supeditado a la Policía Nacional. Si ellos son los encargados de la aprehensión en flagrancia, también tienen la capacidad de la custodia de los delincuentes en estos espacios”, acotó.
El respaldo
Aunque la agresión que recibió la uniformada no fue de consideración, no todos corren con la misma suerte. En abril próximo se cumple un año del ataque a bala que recibió un guía penitenciario en el edificio del SNAI del norte de Quito mientras custodiaba a un detenido.
En esa ocasión, la víctima recibió cuatro disparos y uno de ellos se alojó en su cráneo, pero sobrevivió. “Hasta donde sé, él sigue en recuperación. Pero esto es una evidencia del nivel de peligro al que se exponen los agentes”, refirió Alexandra Zumárraga, también exdirectora de Rehabilitación Social, quien conoció del caso del uniformado acribillado.
Para la jurisconsulta es urgente no solo una capacitación intensiva para los actuales y futuros miembros de la seguridad penitenciaria, sino también que se los respalde con seguros de vida. “Hace poco se incorporaron muchachos a las filas, pero fue una medida al apuro. Su capacitación no fue la suficiente y los deja en indefensión”, finalizó Zumárraga.