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Muerte en Cayambe: “Hallaré a quien me la quitó”
Una mujer ha indagado por su cuenta el fallecimiento de su hija. Las pericias señalaban que fue un deceso accidental. Se trataría de un femicidio.
Han pasado 15 días de la muerte de Nicole Méndez y su madre Natalia Soto ha llorado demasiado. Pero tiene que sobreponerse a la tristeza, al menos, hasta que se esclarezca el misterioso deceso de la joven, cuyo cadáver apareció dentro de una acequia del barrio Puntiatzhil, zona occidental del cantón Cayambe.
El 10 de abril, Nicole salió de su hogar a vender ropa a El Quinche, parroquia al noroccidente de Quito. “A las nueve y veinte de la mañana (de esa fecha) me mandó un mensaje al celular diciendo: ‘Dios le pague por todo, mamita’”.
Luego de eso, la chica bloqueó el número de su madre, quien se encontraba en su trabajo en un restaurante. Alrededor de las 10:00, a la mujer la visitó el novio de Nicole para decirle que habían discutido.
“Lloró y luego se fue”, recordó la señora, sin reparar en que algo malo había pasado. Una hora más tarde, dos moradores de Puntiatzhil que caminaban cerca del canal de riego vieron un cuerpo y llamaron por ayuda.
Los primeros en llegar, a poco más de las 11:00, fueron los bomberos de la ciudad, aunque nada pudieron hacer. Luego fueron los policías, quienes indagaron y más tarde llevaron los restos hasta la morgue del hospital del cantón.
“Por coincidencia de la vida, el guardia del hospital conocía a mi hija. Se acercó para ver de quién se trataba y la reconoció”, detalló Soto. Enseguida, el celador se contactó con un pariente de la familia de la joven para contar lo ocurrido.
En ese instante, Soto recibió una llamada y le dijeron que fuera al anfiteatro para identificar a la fallecida e iniciar los trámites. “Grité, me saqué las botas con las que trabajo y fui de inmediato”.
Indagó por su cuenta
Ya en la casa de salud, la mujer corrió a mirar el cuerpo de su hija. Ahí se dio cuenta de que tenía un raspón en su quijada y también en la espalda.
“Primero me dijeron que se trató de una muerte no criminal. Con el protocolo de autopsia se determinó que sufrió una asfixia por sumersión”, indicó.
Pero a ella le quedó una duda que no la ha dejado dormir. Luego del sepelio, que se hizo después de dos días del hallazgo de Nicole, su madre recorrió por aquel sector.
En su desesperación pudo mirar una cámara que está en un terreno que apunta al camino por donde se encontró el cadáver. Logró conseguir videos en los que se mira una escena que podría ser la clave de todo.
Pese a que las imágenes no son tan claras, se distingue a una persona que, al parecer, arrastra a otra. En la grabación se destaca que eso ocurrió a las 09:50. Eso ha hecho creer a Soto que, en el video, es su hija quien está en el piso, por ello los raspones que tenía.
Lentitud en el proceso
“Se abrió una instrucción fiscal, aunque no se ha hecho algo como para dar con el responsable”, lamentó ayer la mujer, de 37 años, en el domicilio del que salió Nicole. Allí solamente quedan recuerdos de esta chica que también era madre de una pequeña de 3 años.
La menor está bajo el cuidado de Soto, luego de quitársela a la pareja de la joven tras el deceso. Pese a que no hay pruebas directas que apunten a ese hombre, la progenitora de la fallecida pide que lo investiguen porque fue el último en estar con ella.
Además porque hace un tiempo su hija había sacado una boleta de alejamiento en contra de él. “Era una relación en la que peleaban constantemente. Terminaban y volvían”, relató a señora.
Ahora, para seguir con la defensa, la abogada Johana Orbe se hará cargo. La jurisconsulta analizó el caso y también determinó que no se ha llevado a cabo un debido proceso. “Existen pruebas circunstanciales que se trataría de un femicidio. La Fiscalía no ha hecho una investigación adecuada por ello”, relató Orbe a EXTRA.
Su madre le reza todas las noches prometiéndole que hará lo posible para esclarecer el hecho. “Hallaré a quien me la quitó... se lo prometí y tengo que mantener la fortaleza para encontrar justicia”, aseguró esta mujer cargando el retrato de su retoño cuya hija pregunta constantemente por ella.