A David Antonio Laz Sarmiento sus verdugos le dieron ‘un aviso’ la noche del sábado 18 de marzo. Él disfrutaba con varios amigos en el balneario de Piedra Larga, en Manta, provincia de  Manabí, cuando fue ‘blanco’ de un ataque a balas. Un disparo le impactó sobre su pierna derecha. La tarde del domingo 19 de marzo, Toño, como conocían a Laz, fue nuevamente buscado por sujetos armados, cuando estaba en una esquina de la ciudadela 20 de Mayo.

Testigos indicaron a la Policía que él se habría percatado de los tipos, entonces corrió y se lanzó a un barranco. Pese al intento por evadirlos, un intrépido pistolero lo siguió y le disparó en el abdomen.

Laz fue socorrido por familiares y trasladado hasta el Centro de Salud Daniel Acosta Rosales, de la parroquia Eloy Alfaro. Después se confirmó su deceso.

“Ay, hijo, mi Toño, por qué te mataron”, exclamaba una mujer cuando iban a subir el cuerpo al vehículo de Medicina Legal. La señora trató de ver el cadáver, pero los agentes se lo impidieron.

Según la página del Consejo de la Judicatura, Toño tenía dos antecedentes: en 2016, por robo; y, en 2021, por tráfico de sustancias sujetas a fiscalización.

Lo silenciaron

Pero en este ataque también ‘se llevaron’ a Manuel Navarrete Gonzales, de aproximadamente 48 años, quien se encontraba en su silla de ruedas, dialogando con Laz.

Según las investigaciones, los sicarios le dispararon en la cabeza para evitar que este pudiera ‘soplar’ alguna característica.

Navarrete fue trasladado al Hospital Rodríguez Zambrano, pero tras ser ingresado se confirmó el fallecimiento. Él se ganaba la vida cuidando carros en el exterior de una entidad bancaria de Manta. (AG)