“Mi esposa e hijo lloraron al ver la casa vacía, no tanto por lo que se llevaron, sino porque ya no estaban Dara, Teo, Skar y Pacha, nuestros perros”, cuenta Víctor Sangoquiza, quien el miércoles 3 de agosto fue a una cita médica en compañía de su familia, momento que fue aprovechado por antisociales que entraron a su vivienda en el sector Locoa, en Latacunga, y solo les dejaron las camas, comedor y muebles.

Al parecer rompieron la chapa de la puerta con cincel y martillo. Para que no se vea el hueco pusieron una mascarilla.

“Vecinos dicen que vieron una camioneta ploma andar por la zona”, expresa el perjudicado, quien sostiene que cerca de dos horas y medias tuvieron para vaciarle la vivienda.

Se le llevaron un televisor de 60 pulgadas, dos laptops, dos bicicletas, el equipo de sonido con pedestales y parlantes, los kennel (objetos en los que trasladan a las mascotas), incluso las cobijas y tanques de gas.

También se ‘chorearon’ el bono estudiantil que recibió Sangoquiza, cerca de mil dólares. Ese dinero estaba destinado para los gastos escolares de su hijo de 9 años (uniformes, útiles escolares y demás), precisó el militar en servicio activo,

A la familia le preocupa el destino de los canes. “Nos da miedo que boten o maten a Pacha, nuestra perrita con discapacidad. Que solo usen a los canes para cría. Para nosotros, ellos son nuestra familia. Lo material se recupera, pero no los años y experiencias compartidas con los perritos”, expresó Sangoquiza, quien dice que la policía tomó fotos de la escena. Él presentó la denuncia y hasta allí llegó todo. 

Se le llevaron a sus amigos...

No es la primera experiencia triste que el hijo de Víctor tiene con sus mascotas. A los cinco años, como no tenía ñaño, le compraron una perrita, que murió atropellada. Después adquirieron los cuatro canes que acaban de ser robados. Eran sus compañeros de juego, pues su hermana es pequeña, tiene un año. Cada animalito le costó  3.500  dólares, la perrita que tiene discapacidad tuvo un valor de 'media' luca. 

Según la psicóloga clínica infantil Yanira Ibarra, perder a sus animales le generará al niño diversas emociones. Es como si hubiese perdido a un familiar y pasará por la negación, ira, negociación (etapa de esperanza de que los canes regresen), tristeza y finalmente aceptación.

“Si el vínculo era muy fuerte, varias áreas de su vida se verán afectadas, desde la escolar hasta la social. Probablemente estará más ensimismado, menos expresivo, impulsivo, con conductas en ocasiones agresivas o evasivas. Por lo que se sugiere realizar un acompañamiento emocional desde casa, validar sus emociones y acogerlo para que poco a poco vaya procesando la pérdida ”.