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La inseguridad se toma Quito: la carita del 'choreo'
Las cifras de la Policía indican que este delito aumentó en comparación al año pasado. Los pillos escopolaminan a sus víctimas y se meten sin permiso a las escuelas.
Carlos Soria le pidió a un amigo abogado que lo ayudara a colocar dos denuncias en la Fiscalía, la mañana de ayer, por el robo que sufrieron su madre y su hija. Él no lo pudo hacer porque se encuentra recuperándose del COVID. Sin embargo, contó indignado cómo fueron afectados sus familiares.
Los robos han despuntado en la capital. En comparación con el año anterior, los reportes han aumentado en un 14,85 %. Soria cuenta que su mamá, de 72 años, fue escopolaminada. Una mujer la interceptó afuera de un banco de La Colón, norte de Quito, mientras ella retiraba el dinero de su jubilación.
La delincuente le pidió que la ayudara con una dirección. Le mostró el teléfono para que supuestamente viera un mensaje y en ese momento a la abuelita se le ‘borró el casete’. Horas más tarde, la víctima se despertó en su casa mareada, sin joyas, sin televisores ni dinero. En total, se le llevaron como 50 ‘lucas’.
Mientras Soria, desde su cama, hablaba con su madre y con agentes de la Policía Judicial para que investigaran el caso, su hija menor de edad era abordada por dos sujetos en una moto. La joven, de 17 años, estaba a punto de ingresar a la universidad cuando los pillos la acorralaron en la avenida 12 de Octubre y le robaron el celular.
Ambas no quieren salir a la calle por miedo a la inseguridad. Soria, quien es abogado penalista, denunció los hechos en sus redes sociales. Además, dijo que piensa interponer algún tipo de acción de protección en contra del Gobierno “porque es hora de que exijamos un régimen de estabilidad y seguridad”, comentó.
Abuela y nieta forman parte de las 4.503 personas que han sido víctimas de robo en lo que va del año, según datos de la Policía. En el 2021 se registraron 3.542 casos, lo que representa un aumento de 961 hechos delictivos.
El comportamiento del delito a nivel general también ha incrementado en comparación al año pasado. Es decir, el total de robos a personas, domicilios, carros y unidades económicas subió de 9.088 a 10.438 casos.
Robos por doquier
Ni las escuelitas que esperan abrir sus puertas por el retorno a clases se salvan. La noche del domingo, una unidad educativa de La Kennedy fue invadida por los ‘choros’, quienes rompieron las ventanas para ingresar al Departamento de Bienestar Estudiantil. Se sacaron 21 monitores y una impresora valorados en 2 ‘lucas’.
La inspectora del plantel les dijo a los policías que no cuentan con guardianía privada y que las cámaras de seguridad no funcionan. El robo a domicilios y otros inmuebles también tuvo un incremento de casos. Hasta la fecha hay 129 casos adicionales a los registrados en el 2021.
Además, según la Policía Judicial, en lo que va del año se han desarticulado cerca de 30 organizaciones dedicadas al robo de domicilios y vehículos.
Impunidad y pobreza
Ana Minga, experta en perfilación criminal, comentó que la capital vive un estado de paranoia colectiva por los actos delictivos que se han cometido en las últimas semanas. Ella indicó que esto responde a una ‘explosión social’ motivada por varios factores, como los rezagos de la pandemia que provocaron necesidades económicas.
Según su análisis, esto genera un hartazgo en las personas que se cansaron de buscar empleo o pedir dinero. Además, señaló que hay que añadir la impunidad que se vive en el sistema de justicia. “La gente aprendió que saltarse ‘la barda’ es fácil y no hay castigo”.
Minga explicó que se vive en una sociedad amenazada por la delincuencia común. Frente a ello, los delincuentes aprovechan y aumentan el nivel de violencia en los robos.