La mesa estaba servida y Keyti, de 6 años, no veía la hora de empezar a comer, pues de cena había uno de sus platos preferidos: arroz, menestra y cerdo hornado. Incluso, por las ganas que sentía, hizo algo que nunca antes había hecho: tomar el puesto de su madre.

La pequeña se sentó y junto a ella se acomodaron su hermana (12) y su mamá (32), quien recuerda que eran las 20:30 del sábado 16 de julio cuando escucharon un estruendo sobre sus cabezas. “Pensamos que alguien había lanzado una piedra sobre el techo”, recuerda de la joven progenitora.

Luego, se asombró al ver que su niña empezó a gritar y corrió hacia la calle. “Pedía auxilio, decía que le quemaba... Cuando me acerqué a ella, vi que tenía un agujero en la blusa y estaba bañada en sangre. Era un impacto de una bala que le había caído”, explica.

De inmediato, la mujer llevó a su niña al hospital Abel Gilbert Pontón, del suburbio, pero la nena fue derivada al Francisco Icaza Bustamante, donde la noche del lunes 18 de julio se realizó la extracción del proyectil, el cual no han podido ver. A la mañana siguiente, la niña recibió el alta médica.

Ayer, en su casa, la madre había puesto carteles en la fachada de su inmueble, para alertar a sus vecinos que estaba organizando un bingo, para recaudar fondos de ayuda para el tratamiento de Keyti.

“Suelo trabajar en un comedor, soy madre soltera y debo velar por mis hijas, pero ahora debo estar en casa. No puedo trabajar, no sé cómo haré. Espero que el viernes (22 de julio), en el bingo, todo vaya bien”, comenta, mientras abre una funda con medicamentos de un primer tratamiento de siete días que, Keyti, debe llevar con rigurosidad.