Un agente de la Policía Metropolitana de Guayaquil, identificado como Roberto Naranjo, de 47 años, fue asesinado a tiros a pocos metros de su casa, en el sector Mucho Lote 1, del norte porteño.

El crimen se suscitó poco antes del mediodía del lunes 20 de junio, cuando la víctima había salido a la puerta de ingreso de la peatonal donde habitaba. En ese lugar sufrió el atentado de parte de unos sujetos que esperaban, dentro de un vehículo, a que el hombre saliera de su casa.

Tras el hecho violento, los individuos escaparon en el mismo automotor (cuyas características no fueron reveladas por los agentes), mientras que el afectado quedó tendido en el piso, junto a la camioneta de un vecino.

El jefe del distrito policial Pascuales, coronel Carlos Rivadeneira, confirmó que Naranjo era un agente metropolitano, pero explicó que en los últimos días no ejercía su trabajo porque se encontraba con descanso médico, pues se había sometido a una intervención quirúrgica.

Además, detalló que los criminales habrían permanecido junto a un parque del sector en espera del momento oportuno para atacar. Las hipótesis que manejan los investigadores no fueron precisadas por el oficial, quien sostuvo que el caso ya estaba en manos de las unidades especializadas.

El jefe policial acotó que, de acuerdo a los registros oficiales, Naranjo no registraba antecedentes penales.

Dolor

Las escenas en el sitio del suceso fueron duras. Familiares de la víctima trataban de acercarse a su cuerpo mientras lloraban y con gritos cuestionaban por qué le habían hecho eso. Esa situación conmovió también a algunas personas que observaban el trabajo de los agentes de Criminalística, quienes se encargaban de preparar el cadáver para su levantamiento.

Cuando el fallecido fue colocado sobre una camilla metálica, para su traslado a una ambulancia de Medicina Legal, una pariente trató de abalanzarse hacia él, pero fue agarrada por uno de los peritos y ella, desconsolada, no tuvo otra opción que llorar y seguir clamando por la situación.

Grabaciones

En la zona existen cámaras de seguridad que captaron a los criminales. Esas imágenes eran analizadas para establecer la identidad de los asesinos.

Pareja fue baleada junto a una cancha

Pamelita Ramírez tenía 22 años. Habitaba en el bloque 9 de Flor de Bastión, en el noroeste de Guayaquil, pero no pertenecía a ese sector. Ella se había criado en La Prosperina, a unos diez kilómetros de ese lugar.

El lunes 20 de junio fue asesinada cuando caminaba junto a su cónyuge en su nueva barriada, a la cual había llegado hace pocos meses, tras enamorarse de un joven cuyas condiciones médicas, hasta el cierre de esta edición, permanecían bajo pronóstico reservado.

La pareja fue atacada por unos sujetos que circulaban en una motocicleta, detalló el jefe policial del distrito Nueva Prosperina, mayor Juan Carlos Gines.

El oficial adelantó que tras el hecho tenían sospechas de quiénes habían cometido el crimen y que, por ese motivo, ya se habían realizado algunos allanamientos.

Pamelita Ramírez dejó una niña en la orfandad. La pequeña ayer iba a ser entregada a sus parientes, pues había quedado bajo el cuidado de un amigo. Nadie precisó si la niña estaba con la madre cuando fue asesinada.