La ‘pelona’ madrugó en el cantón Quinindé, provincia de Esmeraldas. Esta vez cayó en sus manos Eduardo Quiñónez, de 65 años, quien se movilizaba en su motocicleta eléctrica por el barrio Los Almendros, en el sector Nuevo Quinindé.

A la víctima la conocían como Don Pela o Pipero porque se ganaba la vida vendiendo cocos helados o pipas, como se llama en Esmeraldas a esta fruta. Era popular porque recorría la ciudad en su triciclo comercializando este producto tradicional.

También se dedicaba a criar y vender cerdos y, según vecinos, al momento de su asesinato estaba recogiendo desperdicios de comida para alimentar a dichos animales.

El ataque se registró a las 07:00 del lunes 14 de noviembre de 2022, cuando fue sorprendido por dos sujetos que se movilizaban en una moto y ocultaban sus rostros con mascarillas y gorras, quienes le dispararon. Tres de los balazos le impactaron en la cabeza. Pese a que fue trasladado al hospital Alberto Bufoni, no sobrevivió.

“El ciudadano se movilizaba en una moto eléctrica cuando fue interceptado por dos sujetos que también iban en una moto. Cuando llegamos al sitio, la víctima ya había sido trasladada al hospital, donde confirmamos su deceso”, informó el mayor Christian Haro, jefe subrogante de la Policía de Quinindé.

El investigador confirmó que en la escena del crimen se recogieron cinco indicios balísticos y que la muerte de Pipero se trató de un asesinato direccionado, descartando que haya sido víctima de una bala perdida durante un tiroteo, como se especulaba.

Sorprendidos por ataque 

Mientras los agentes de Criminalística de la Policía revisaban la escena del crimen y constataban los impactos de los proyectiles, vecinos comentaron que a la víctima la conocían como una persona trabajadora.

Por eso, más de uno estuvo sorprendido de que lo hayan atacado.