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Esmeraldas: La ‘huesuda’ lo atrapó en el pozo
En un hueco, de aproximadamente 25 metros, falleció Jairo Zambrano. Los gases tóxicos acumulados habrían sido los ‘culpables’.
Se ganaba la vida limpiando pozos y cisternas. Por eso Jairo Zambrano Minaya, de 30 años, había llegado a Quinindé, (Esmeraldas) desde La Concordia (en Santo Domingo de los Tsáchilas), para limpiar un reservorio.
Pero la ‘huesuda’ le había tendido una trampa. Al ingresar al pozo, en el patio trasero de una vivienda del centro de Quinindé, provincia de Esmeraldas, se asfixió. Eran cerca de las 13:00 del lunes 16 de enero de 2023 y el Cuerpo de Bomberos recibió la alerta.
Penosamente, el padre de dos niños habría aspirado gases tóxicos en el profundo hueco, quedando inconsciente y falleciendo poco después.
Cuatro horas demoraron los rescatistas en extraer el cuerpo desde la profundidad del pozo.
En una ambulancia del Cuerpo de Bomberos intentaron brindarle los primeros auxilios, pero ya era tarde. El corazón de Jairo había dejado de latir.
Cuando una persona está en un sitio cerrado, con altos niveles de dióxido de carbono y no recibe la cantidad adecuada de oxígeno, puede perder la consciencia y morir asfixiada, asegura el esmeraldeño Miguel Hurtado, especialista en emergencias y desastres.
Según Hurtado, este tipo de pozos e incluso las cisternas pueden acumular azufre y otras toxinas de origen orgánico, que son nocivas para el ser humano.
“Hay que ser conscientes de la posibilidad de que la mezcla de materia orgánica, como basura o cadáveres de animales, con agua almacenada puede provocar una proliferación de gases como el metano, altamente perjudicial”, explica Hurtado.
Según el mayor Darío García, jefe del Cuerpo de Bomberos de Quinindé, Zambrano habría ingresado al pozo con una bomba succionadora de agua, la cual al ser encendida habría contribuido con la propagación de gases letales dentro de la estructura.
“Nuestro personal tuvo que esperar a que se ventile un poco el pozo para poder sacar el cadáver a la superficie. Se hizo con la ayuda de los mismos moradores del sector”.
La víctima se habría soltado de la cuerda que lo sujetaba para poder trabajar con libertad dentro del pozo, por lo que no pudo ser auxiliada de forma inmediata por quienes estaban en la superficie.
Los restos de Jairo fueron velados en su domicilio de La Concordia.