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Las armas de fuego (izquierda) y las traumáticas (derecha) son muy parecidas en su estética.Cortesía

Ecuador: Pistolas no letales son transformadas en armas mortales

No se había detectado esta práctica en el país, hasta que una de estas llegó a mano de los investigadores, tras un hecho violento en Guayaquil.

La detención de dos sospechosos de participar en un cruce de fuego entre presuntos ‘vacunadores’ abrió las puertas a un nuevo capítulo de violencia criminal en Ecuador, pues uno de los individuos portaba una pistola que, a simple vista, era de fabricación industrial y de tipo no letal. Sin embargo, tras un análisis de esta se descubrió que había sido sometida a una transformación que la dejó apta para matar.

Este caso, registrado en Guayaquil el 16 de septiembre de 2022 (ver infografía), encendió las alarmas en la Policía Nacional, pero sobre todo en la Dirección Nacional de Delitos Contra la Vida (Dinased), ente que investiga atentados y asesinatos en el país.

El comandante zonal de esta dependencia, coronel Henry Herrera Limaico, confirmó que esta situación ha generado un estado de mayor alerta, porque este tipo de armamento -no letal- ingresa en grandes cantidades al país y en el Código Orgánico Integral Penal (COIP) las restricciones para su porte, porque no es un arma de fuego, no son claras.

César Peña Morán, fiscal especializado de Guayas, señala que existe una división de criterios en cuanto al tema, porque en tratados internacionales se precisa que basta con que el objeto sea capaz de causar daño para que pueda ser considerado dentro de un delito de tenencia o porte de armas. No obstante, reitera que eso es algo que queda a decisión de cada juez, pues es una situación que está todavía en debate en las esferas judiciales.

El funcionario argumenta que, de acuerdo a lo que ha investigado, algunos criminales que transportan pistolas traumáticas modificadas suelen aprender a retirar ciertas partes de forma rápida para aplicarlo al verse atrapados ante un operativo policial o militar y así alegar en audiencia que no se movilizaban con un arma de fuego.

Estas piezas son el martillo y la aguja percutora, porque el cañón no lo logran sacar, acota Peña. También menciona que por esos objetos -de detectarlos- sí se podría empezar un proceso judicial.

Este tipo de armas modificadas han sido detectadas en Colombia. Incluso, los sospechosos que fueron detenidos en Guayaquil con una de estas son colombianos.

En el caso descubierto por la Dinased en septiembre pasado, se determinó que el arma “inicialmente había sido de fogueo” y que estaba “repotenciada”, de acuerdo a lo detallado por el coronel Henry Herrera.

Por eso, con esa pistola ‘tuneada’, los criminales lograron disparar proyectiles de calibre 9 milímetros, de características similares a los que utiliza la Policía en Ecuador.

“Nos llama la atención, lógicamente, porque estas adaptaciones las hemos visto en otros países. Hablemos del más cercano: Colombia. Y ahora lo hemos visto en este caso y debemos poner un poco más de cuidado con los estamentos de control de armas y de registros de estas armas que se venden libremente...”, menciona el jefe policial.

Herrera comenta que, si bien es cierto que ellos son los encargados de indagar hechos violentos y a los criminales que los cometen, esta “es una nueva actividad que se va a coordinar con Fuerzas Armadas, ya que ellos tienen el control de armas y ahora (hay) este nuevo mecanismo que están utilizando (los delincuentes)”.

De acuerdo a la información pública del portal de la Aduana del Ecuador, solo en diciembre de 2021 llegaron a Guayaquil, vía marítima desde China, 300 mil armas consideradas no letales, en cuya descripción se precisa que no son de fuego ni deportivas. Además, se deja en claro que estas no pagan el Impuesto a los Consumos Especiales (ICE) y que tampoco están sujetas al control del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas.

Orgánico Integral Penal (COIP) no se considera delito portar una pistola traumática o de fogueo, al menos que esta sea utilizada como medio o herramienta para cometer un delito.

¿Juguetes?

Nelson Yépez, asesor en temas de Seguridad, sostiene que algunas de estas, incluso, son consideradas como juguetes porque no están hechas para matar. Por ese motivo -detalla- hasta hace poco tiempo se las podía conseguir, nuevas de paquete, desde 300 dólares. Pero “en este momento, que las compañías de seguridad las han incluido también entre sus herramientas, las han encarecido y cuestan entre 800 y mil dólares, de manera legal”.

El experto comenta que a diferencia de las armas de fuego, que ocasionan más daño a mayor distancia, dentro del rango de alcance, las traumáticas hacen más daño mientras más cerca esté el objetivo: “si golpea en el área de una costilla, la podría fracturar. Si golpea en un ojo, lo podría reventar, pero no están hechas para matar”, recalca, porque las piezas originales no tienen la misma fuerza que las de armas letales.

Por eso, para Yépez no suena lógico que se invierta tanto en un arma que podría servir para “unos dos o tres disparos”, aunque tampoco descarta que ya vengan mejoradas desde otros países, debido al contrabando. “En el mercado negro hay armas (de fuego) que no creo que cuesten más de 500 dólares”, concluye.

No obstante, los criminales no solo analizarían el precio, sino una posibilidad de evadir la prisión, como enfatiza el fiscal Peña: “por eso hay que estar muy atentos en estos casos y evitar que se salgan con la suya. Debemos analizar bien cada caso y de ser necesario procesar a quien sea sospechoso”.

Venta informal

Juan (identidad protegida), un informante revela que un arma traumática se consigue en Guayaquil en 300 o 400 dólares y que en ocasiones hay ofertas en redes sociales. “Comercializarlas no es delito, pero sale más barato comprarlas en negocios informales”, menciona.

“Los delincuentes la usan porque se parece mucho a cualquier arma de fuego y, sin necesidad de modificarla, causa el mismo impacto a la ciudadanía al momento de ser víctima de un robo, pero si la quieren para algún sicariato, ahí sí la tienen que arreglar”, agrega.

Yépez coincide en la explicación: “en forma y peso son muy parecidas a las de fuego. A simple vista es muy complicado diferenciarlas”.

Para César Peña, mientras no se apliquen controles más rigurosos, habría criminales que sigan utilizando ‘mañas’ para evadir la justicia. (SCM)