En una sencilla vivienda del barrio Abdón Calderón de La Libertad, de cuyo interior salían las melodías tropicales más pegajosas que ponían a zapatear a los vecinos, todo es silencio y dolor.

Carlos Eusebio Suárez (de 53 años) y su hijo Andy Eusebio Guale (de 23), integrantes de la orquesta Blue Star, fueron asesinados a bala la madrugada del jueves 26 de enero cuando ponían la rumba en un cumpleaños en el barrio 24 de Mayo del mismo cantón. Según las primeras indagaciones, serían víctimas colaterales.

Carlos siguió el legado de su padre, quien hace 40 años fundó la agrupación. Desde adolescente tocaba el piano, como también lo hacía su progenitor, para alegrar a los peninsulares.

Andy continuó la ‘herencia’ artística, pero con las cuerdas del bajo. La Blue Star es una orquesta familiar.

Los residentes del barrio Abdón Calderón confirman que eran buena gente. Su ‘pecado’ era poner el sabor en las fiestas y eventos de la provincia, salían a los escenarios ‘armados’ con sus instrumentos.

Cumbia, salsa, merengue... Imposible quedarse sentado cuando el percusionista marcaba la clave y soltaban su conocido mix ‘Prende la vela’ o ‘Viento, cielo y mar’.

Con dolor, los vecinos miran hacia la casa de Washington Eusebio, donde la orquesta realiza sus ensayos. El llanto ha reemplazado la música.

De la rumba al terror

La Blue Star inició la rumba en la casa de la suegra de uno de sus integrantes a las 21:00. Según testigos, de manera inesperada arribó una camioneta que movilizaba a cuatro sujetos, dos de ellos se bajaron y dispararon contra los presentes. “A esos malditos no les importó que hubiera niños”, lamentó un asistente.

Los primeros ‘pepazos’ acabaron con Carlos Eusebio. Su hijo Andy, al verlo en el piso, habría intentado correr para ayudarlo y, al dejar su instrumento, fue alcanzado también por los proyectiles.

Debido al ataque murió además una niña de dos años, quien fue llevada a un hospital, donde falleció por las heridas. Y resultaron lesionados Washington y Darío Eusebio, familiares de los músicos, y Luis Matute Lindao, padre de la pequeña.

Al cierre de esta edición, el estado de salud de los heridos es estable.

Mediante cámaras de videovigilancia, la policía investiga la ruta que siguió el vehículo sospechoso en el que se movilizaban los asesinos. Se interrogó a los asistentes de la fiesta para que entreguen detalles que ayuden en la identificación de los criminales.

“Los fallecidos no tenían antecedentes penales y presumimos que los asesinos buscaban a alguien que estaba dentro del festejo, por eso dispararon contra todos”, manifestó el coronel de Policía Luis Puga, jefe del distrito La Libertad-Salinas.

La versión del oficial corrobora lo dicho por uno de los presentes, quien aseveró que cuando los malandros llegaron a la fiesta, uno de los integrantes de la orquesta se percató de la presencia de los desconocidos y les pidió que se retiren, entonces estos se enfurecieron y dispararon.

“Andaban con pistolas. No sabíamos si correr o tirarnos al piso para evitar morir”, dijo una mujer presente en la reunión. La mayoría de los fiesteros se quedaron en shock por lo vivido.