Quienes este jueves 19 de enero compraban ‘jama’ o iban a ‘camellar’ en la avenida Casuarina se ‘desayunaron’ la noticia de que las balas ‘desfilaron’ otra vez por la zona. El cadáver de un hombre fuera de una farmacia fue el ‘obsequio’ de otro día violento en ese sector del norte de Guayaquil.

El cuerpo se encontraba cerca de un puente peatonal, en la cooperativa Trinidad de Dios, en el carril sur - norte de la avenida. Estaba tirado frente a donde apenas un día antes ‘quebraron’ a dos adolescentes.

Otro ciudadano que se encontraba fuera de la droguería resultó herido y fue llevado al hospital de Monte Sinaí. Sin embargo, luego falleció.

Las dos víctimas fueron atacadas por un sujeto que iba a pie por el lugar y luego escapó en una moto, confirmó el mayor de Policía Darwin Parra, del distrito Nueva Prosperina.

Los fallecidos, identificados como Manuel Édgar Gualacio Tene y David Armando Cando Andagua, estaban en motocicletas en el momento del ataque y se habrían dedicado a movilizar a los residentes del sector en sus vehículos. Algo que también habrían realizado los menores.

El doble crimen fue aproximadamente a las 06:45. Unos 15 minutos después, a unos 500 metros más adelante, otro ataque balístico atemorizó a los lugareños. Dos personas más fueron acribilladas y dos resultaron heridas. Jimmy Genaro Cacao Villalba fue uno de los difuntos en esa segunda escena del crimen.

Los implicados en la segunda ‘plomiza’ se trasladaban en motos y luego escaparon con rumbo desconocido.

Parra indicó que “probablemente” los hechos ocurridos en ambos sitios estarían relacionados. En los dos puntos se encontró un total de 16 indicios balísticos, de municiones calibre nueve milímetros.

Las investigaciones posteriores también buscarán determinar si hay una relación con el asesinato de los menores de edad el pasado miércoles.

PELEA POR ‘CHAMBA’ O DELITOS

Abraham Correa, experto en seguridad y general en servicio pasivo de la Policía Nacional, analiza los hechos en la avenida Casuarina contra motorizados desde dos posibles razones.

Una tiene que ver con que estos transportistas puedan estar involucrados en situaciones ilícitas, algo que puede ocasionar enfrentamientos con grupos contrarios.

“Pueden querer el territorio, manejar toda esa zona y simulando trasladar a las personas para involucrarse en actividades delictivas y estar inmiscuidos en el microtráfico”, comentó. De ser así, dijo, es posible que ninguna agrupación quiera ceder, aumentando las riñas mortales entre sí.

Desde su análisis, otra probable causa para estos crímenes tendría su origen en que los motociclistas quieran tomarse ciertos sectores para ofrecer sus servicios y por esa razón quieren eliminar a quienes compitan en ese oficio.

Correa considera que al momento urge que este gremio, por ahora informal, sea regularizado por la Autoridad de Tránsito y Movilidad, para evitar más riñas. Pero también que la Policía identifique y detenga a quiénes se infiltren para dedicarse al hampa.