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Judicial
Sicariato en Samborondón: Una alerta para reforzar la seguridad de negocios
Experto asegura que la criminalidad, en la actualidad, no solo afecta a barrios marginales, también vulnera a las zonas residenciales.
“A veces nos toca estar en el lugar y momento equivocados. Y eso fue lo que le pasó a mi ñaño. Fue una víctima, no andaba en nada malo”, manifestó con voz entrecortada Nicole Castro, hermana de Francisco Javier Castro Murillo.
El joven fue asesinado la noche del jueves 29 de marzo, mientras comía en un restaurante del centro comercial Plaza Lagos, ubicado en el kilómetro 6,5 de la vía La Puntilla-Samborondón, en Guayas.
La joven manifestó que desde hace algunos días (24 de marzo) desconocían el paradero de Panchito, como llamaba de cariño al segundo de sus seis hermanos. Solo sabían que residía en la casa de un amigo.
Francisco, de 19 años, fue baleado a las 21:50, mientras esperaba que le sirvieran un plato de comida. Cámaras de seguridad grabaron el momento en el que el criminal se levantó de una silla, se acercó a él y le disparó en la cabeza varias veces.
El delincuente también arremetió en contra del acompañante de la víctima, quien trató de evadir los tiros y huyó.
Una fuente policial reveló a este Diario que el joven asesinado y su ‘pana’ llegaron a las 21:30. Minutos después llegó su verdugo, quien vestía pantalón rojo y solicitó que le sirvieran una sopa de pollo.
“Eligió la mesa posterior a la de los ciudadanos que llegaron primero. Se sirvió dos cucharadas de la sopa y de inmediato se levantó y comenzó a disparar. Colaboradores del local indicaron que era la primera vez que estas tres personas acudían al establecimiento”, precisó.
Familiares dijeron que Panchito laboraba como disc-jockey (DJ) y vendía entradas para conciertos. No tenía antecedentes penales.
Ni se ‘mosqueó’
El experto en seguridad Daniel Pontón hizo un análisis del caso. Expresó que posiblemente los jóvenes ni siquiera sabían que estaban amenazados, dado que la víctima no tenía antecedentes penales y se encontraba tranquilo en el sitio.
“Un criminal hubiese sospechado de que un joven, con gorra y actitud sospechosa, se sentara al lado de él, pero la víctima ni siquiera se fija en ello”,
Acotó que también es un llamado de atención para los lugares de Samborondón en los que se apela a la confianza, por ser sectores de gente adinerada. “El crimen no solo afecta a las zonas marginales.”
Sin embargo, añadió que este asesinato no necesariamente responde a un ilícito y que podría darse por un ajuste de cuentas económico o pasional. “De pronto tuvo un conflicto que no se esperaba que derivara en violencia”.
El experto recomendó que los restaurantes de la zona, de ahora en adelante, tendrán que poner más vigilancia.