Su sueño era cantar y convertirse en una gran artista. Y se entregó tanto a eso que no le importaba hacerlo por un plato de comida o solo por una funda de caramelos.

Tenía solo 7 años cuando la cantante Tañita Cardona, de la mano de sus padres, recorría los barrios del sur de Quito, en busca de una oportunidad. Por eso, cuando recibió su primer pago de 20 dólares sus ojos y los de su mamá brillaron de la alegría. Era la Navidad de 1999 y con ese dinero por primera vez su familia tuvo una “celebración digna”, recuerda con cierta tristeza.

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La Reina, como se la conoce por uno de sus mayores éxitos musicales, revela que siendo todavía una niña se convirtió en el sostén de su familia. Su historia la compara con la serie ‘La rosa de Guadalupe’, ya que ha pasado por muchas vicisitudes, incluso con episodios de abuso físico y psicológico del hombre en el que creyó había encontrado el amor.

Tanya Cardona, quiteña, de 31 años, conocida artísticamente como Tañita Cardona, indica que su pasión por la música fue más fuerte cuando a los 7 años conoció a la cantante Tanya Paredes Aymara, ya fallecida, hija de la grande Azucena Aymara.

“Me impactó su voz, su talento, su género musical y que se llame como yo, así que comencé a cantar sus canciones”.

Pero la situación familiar era mala y aunque su mamá vendía espumilla y su papá trabajaba en la obra del Malecón, en Guayaquil, no había dinero, por lo que siguió cantando con la esperanza de lograr su sueño, el que casi se trunca cuando ella y su mamá fueron asaltadas.

Corría el año 1998 y volvían de una presentación. “Como no había plata para el taxi tomamos el bus y ya cerca de la casa unos ladrones le pusieron un cuchillo en el vientre a mi mamá, que estaba embarazada, y a mí me trataron de meter a la fuerza en un taxi, pero me les solté”.

Fue entonces que la madre habló con el papá y le pidió que volviera para poder apoyar a la niña, en la que vieron su talento y amor por el canto.

Era diciembre de 1999 cuando Tañita, ‘bautizada’ así por los vecinos del barrio Solanda, donde vivía, recibió su primer pago.

“En un programa barrial navideño, mientras yo cantaba mi mamá ponía a mis hermanos como cinco veces que hagan la fila para recibir un sánduche y tener que comer”, recuerda.

No hubo dinero -añade- pero de un sector vecino la escucharon y le pidieron cantar; ahí el organizador en un vaso recogió unas monedas para darle.

“¡Eran 20 dólares!, los ojos de mi mamá y los míos brillaron, pero gracias a eso compramos un pollito y tuvimos una Navidad digna”.

Con sus padres dice que comenzó a recorrer los eventos en el sur de Quito en busca de una oportunidad. “Mi papá pedía que me dejaran cantar, que no me paguen, que me den la comida, pero que me permitan cantar y, a veces, me daban unos 10 dólares”.

Su admiración por la fallecida cantante Tanya Paredes Aymara la llevó a participar en un concurso para imitarla. Pero la niña no quería ser una imitadora, sino cantar sus canciones, por lo que sus padres acudieron a Producciones Zapata, donde grabó la artista, a solicitar la ayudaran con las pistas para competir, pero recibió eso y mucho más.

“Me escucharon cantar y me permitieron grabar mi primer cd titulado La niña exigente, con 14 temas, 4 de ellos inéditos, en el género chicha popular bailable”.

Con 8 años Tañita había realizado su sueño y las mismas personas para las que cantó por un plato de comida comenzaron a contratarla y a correr la voz de que había una niña que cantaba bonito.

“Empezamos a comer mejor, me compraban ropita y mi primer celular que fue el atranca puertas”.

A los 12 años Tañita la ‘pegó’ con el éxito ‘Como jugando’ y comenzó a salir hacia otras provincias, mientras seguía sus estudios escolares, llegando a ser abanderada de su escuela. Pero admite que en el colegio la situación cambió, pues al ver que le iba bien con la música no quería seguir estudiando, entraba y salía del colegio hasta que la familia se fue a vivir a Ambato.

Tenía 16 años y justo cuando le tocaba graduarse descubrió que estaba embarazada.

Era la época que sonaba su hit ‘Amor prestado’, con el que recorría todo el país, cuando se convirtió en madre de una niña. No hubo compromiso, ambos eran muy jóvenes por lo que prefirió ser una madre soltera. De esa experiencia surgió la canción ‘Padre y madre’, se graduó de bachiller y siguió brillando en la música, hasta que pasó el tiempo, tuvo otro compromiso y una segunda hija.

“Lastimosamente me involucré en una relación en la que viví maltrato físico, psicológico, abuso. Incluso perdí valor en la música, perdí interés por mi trabajo y casi dejo mi carrera. Pero justo cuando me decidí a terminar con todo, me doy cuenta que estaba embarazada”.

Tañita decidió tener a su hija, tomó talleres de superación y se acercó más a Dios. Se liberó de una relación tóxica y su vida dio un giro enorme: volvió a tener éxito, se compró una casa, un carro, hasta se hizo una liposucción y una corrección en su mandíbula, problema por el que de niña sufrió mucho bullying, lo que desencadenó en una baja autoestima y lo atribuye a haberse involucrado en amores dañinos.

“Mi vida ha sido como ‘La rosa de Guadalupe’ por temporadas, pero hoy estoy muy bien, con mi carrera más organizada y exitosa, con dos hijas que adoro y una nueva pareja que me apoya y con la que hago contenido para las redes. Estoy en el mejor punto de mi vida”.

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