Exclusivo
Farándula

Es casado y tiene dos hijos. El último de ellos canta.JUAN FAUSTOS SANDOVAL

Luis Guillén: ¡El Ricardo Arjona bien 'guayaco'!

Tiene 14 años interpretando al artista guatemalteco. Antes cantaba en los buses, ahora ya cuenta con contratos. Asegura no ser un improvisado. Toca piano y da clases de guitarra.

Luis Guillén canales se convirtió en portada de este Diario, en 2017, por imitar al cantante guatemalteco Ricardo Arjona en los buses. Tiene los gestos, la apariencia y la voz muy similares a los del artista. Y ha evolucionado. Ahora ‘camella’ tranquilo.

Dejó de subirse ‘al vuelo’ en las unidades de transporte, para manejar una agenda. Es su propio mánager. Lo contratan en pueblos y bares del país. Y hace poco brindó un show en Galápagos.

Mientras acomoda su barba desaliñada -igual a la del cantante- menciona que lograrlo no fue nada fácil. Peleas en la calle, días llenos de sol, lluvia y otras cosas más. Sin embargo, su clave desde el inicio ha sido la perseverancia. Debía hacerlo por su familia.

Tiene 34 años de trayectoria artística. De esos, 14 ha imitado al intérprete de ‘Pingüinos en la cama’. En agosto cumplirá 41 años de edad.

Con nostalgia recuerda que su papá le enseñó a tocar el piano y la guitarra, incluso él es ‘profe’ de este último instrumento.

“No soy un artista improvisado, que porque me gustó ese cantante lo voy a imitar y ya. No me considero ni me creo que me las sé todas, para mí cada día es empezar desde cero, por eso sigo estudiando al personaje. Me toca ensayar, creo que en mi casa están cansados, no de mí, sino porque practico”, explica Luis.

Y es cierto. Guillén no planeó ganar popularidad interpretando a Arjona. Todo comenzó en los años noventa en Guayaquil, cuando cantaba baladas en las calles y reuniones familiares. Pero alguna vez coló, en el repertorio de Cristian Castro y Emmanuel, los versos de ‘Te conozco’. Fue cuando el público distinguió en él una voz de barítono parecida a la de Arjona. Fue ahí que decidió imitarlo.

Sus propinas aumentaron. Los conductores del transporte público lo llamaban “¡Arjona!”, mientras frenaban para agarrarlo al ‘vuelo’ y que deleite a los pasajeros con su presentación. Cuenta todo esto como si su vínculo con el también compositor fuera una casualidad.

“Me gustan sus letras. Mi canción favorita es ‘Pingüinos en la cama’”, confiesa.

Recalca que aún conserva amistad con muchos de los ‘dueños del volante’. Para que EXTRA le crea, empieza a cantar en la avenida Benjamín Carrión. Enciende un parlante pequeño, pero potente, que llevaba en una maleta negra, conecta un micrófono y la pista de ‘Señora de las cuatro décadas’ empieza a sonar.

Su voz es tan parecida, que los curiosos lo graban. Una señora se coloca hasta los lentes para ver si no es el original. Segundos después, un chofer de bus se detiene y le grita: “¡Amigo Arjona!”, mientras pita.

Los imitadores

Luis revela que de niño, su papá, Luis Humberto, se lo llevaba en las lanchas que salían del Malecón 2000 en Guayaquil a Durán para cantar y ganarse ‘platita’.

“Gracias a él y a mi abuelo, soy músico. Tengo conocimientos y toco instrumentos. Hay muchos imitadores, pero yo tengo el parecido físico y la similitud de la voz. No tengo la necesidad de modularla como lo hacen muchos imitadores”, dice.

Al consultarle si se considera el Ricardo Arjona ecuatoriano, dice que a donde él vaya se hace llamar: Luis Guillén, el Arjona ecuatoriano oficial.

“El nombre artístico que tengo no me lo puse yo, sino la misma gente que veía en mí el parecido. Me tocó agregarle el ‘oficial’ porque muchas personas me consultan y me siguen preguntando de dónde soy y es cuando les digo que soy orgullosamente ecuatoriano”, detalla.

Aunque se ha ganado el reconocimiento de sus seguidores, hay un sueño que quisiera cumplir desde hace 14 años. Quiere conocer al verdadero cantante. No ha podido ir a uno de sus conciertos, pero espera algún día subirse al escenario y que le conceda el honor de interpretar uno de sus temas juntos.

Con esperanzas cuenta que está pendiente de su tour ‘Blanco y Negro’. Estará en el estadio Olímpico Atahualpa (Quito), el 30 de septiembre, y en el estadio Alberto Spencer (Guayaquil), el 1 de octubre. “Para mí sería lindo y hermoso tener la posibilidad de verlo, sería algo grande para mi vida”, enfatiza.