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Farándula
Paulina Tamayo: “Mi talento está en la garganta, no en mi cuerpo”
A los 6 años ya era una cantante profesional, cambió los juegos infantiles por los micrófonos y los escenarios
La dejaron cantar para que ya no moleste. Tenía solo 5 años cuando Paulina Tamayo fastidiaba con su insistencia a los músicos que ensayaban con Fausto, su hermano mayor, el que se creía sería el artista de la familia, y que finalmente se convirtió en oficial de Policía. Pero lo que nadie esperaba es que esa niña inquieta interpretara el pasillo con tanto sentimiento, y que además fuera afinada y acompasada, según el relato que le hizo su mamá.
Así empezó todo… Paulina dice que cambió los juegos infantiles por el micrófono y los escenarios. Eso sí, con la advertencia que tenía que ser buena estudiante, porque de lo contrario se terminaba el canto para ella.
La artista quiteña, actualmente de 58 años, revela que el éxito nunca le ha sido esquivo, porque ella enseña su arte musical y no su cuerpo. Aunque en el amor no ha corrido con igual fortuna, ya que hace 20 años se terminó su matrimonio porque su esposo no quería que cante.
- Los primeros triunfos
Su pasión por la música la heredó de su mamá, María Luisa Cevallos Paladines, quien es sobrina nieta del autor y compositor ecuatoriano Víctor Manuel Valencia Nieto.
“A los 5 años participé en el concurso ‘Artista Profesional’, en radio Éxito, en Quito, y gané el primer lugar, lo que me llevó a concursar en un festival con aficionados de Colombia y Ecuador, donde siendo la única niña gané el Rumichaca de Oro, que era un trofeo más grande que yo”.
A los 6 años cuenta que no era de esas niñitas que les gustaba cantar, sino que ya era considerada una artista profesional.
- Con dos grandes
De aquella época rememora su ingreso a la compañía del primer actor Ernesto Albán, el recordado Evaristo Corral y Chancleta, para ser parte del show de variedades. Y como a los 9, cantó ante la gran Chabuca Granda, en Lima, Perú.
“Fui invitada por la Embajada de Ecuador en Perú y canté ante Chabuca Granda que lloró con mi interpretación del pasillo ‘Sendas distintas’”, recuerda.
A los 12 años, tras ganar un festival de juventudes en Acarigua, Venezuela, comenzó a grabar, y desde entonces no ha parado.
“Me siento bendecida porque, a lo largo de estos 53 años de vida artística, nunca he tenido un obstáculo que impida que siga con mi carrera. Con humildad lo digo, soy profeta en mi tierra, me siento querida por el público”.
- Amor y divorcio
Con los éxitos musicales llegaron los viajes al extranjero y el reconocimiento, así también el amor, el cual creyó sería para toda la vida, pero no fue así.
“Ya me había graduado de secretaria bilingüe y entré a estudiar idiomas en la universidad, cuando tuve mi primera presentación fuera del país, en Chicago. Posteriormente, fui contratada por una cadena internacional de hoteles, para cantar en las convenciones latinoamericanas”.
A los 26, se enamoró y se casó con el ingeniero quiteño Guillermo Muñoz, con quien en solo dos años tuvo a sus hijos Willie y Paulina. “Fueron seguiditos, yo no dejé que se secara el mertiolate”, dice entre carcajadas.
A diferencia de la música, esa historia no tuvo un final feliz, ya que después de 12 años de matrimonio se divorciaron. De eso han pasado ya 20 años. No obstante, Paulina asegura que existe el respeto hacia el padre de sus hijos y a la persona que en su momento la hizo feliz y a quien ella también dio felicidad.
De admirarla y apoyarla, cuenta que su ex empezó a molestarse por su carrera artística. “Él no sabía con quién se casaba (risas), porque él no vivía aquí en el país, sino que trabajaba en Estados Unidos. Al principio me acolitaba en todo, pero después, no sé si fueron celos profesionales, pero ya no quería que cante”.
Las fotos, los abrazos y los besitos con los fans, no eran del agrado del esposo, por lo que prefería que se dedicara exclusivamente a la crianza de los niños. “Pero esa no fue nunca mi intención, compartir, estar con los hijos, sí, pero no descuidar el lado musical".
Con satisfacción dice que con su canto pudo criar sola a sus hijos. Aunque después de su divorcio admite que no han faltado los pretendientes, ella decidió enfocarse en los suyos. “¡Para qué complicarse la vida con otras relaciones!”.
- Música sin escotes
Una de las características de La grande del Ecuador, como es conocida Paulina, es su elegancia y distinción en el escenario, lo cual explica que se lo inculcó su progenitora.
“Mi mamá es una artista frustrada que vio en su hija lo que ella no pudo ser. Me enseñó que siempre hay que marcar la diferencia, hay que saberse respetar y querer para también recibir lo mismo”.
Por eso, agrega que no es de las que le gusta enseñar su cuerpo, además que el arte y estilo de música que canta, son de respeto.
“Yo no me vería cantando un buen yaraví o un pasillo ecuatoriano con un gran escote y enseñando la ‘pechonalidad’, no es mi estilo. Si fuera cumbiambera, sería diferente, pero mi talento está en mi garganta y no en mi cuerpo”.
- Con internacionales
Para conmemorar sus 53 años de carrera artística, Paulina está realizando una producción musical junto a renombrados artistas internacionales.
“He grabado con mariachis, con la Sinfónica, con Don Medardo y sus Players, pero próximamente va a salir un disco en colaboración con artistas internacionales, que pensaba sacar a los 50 años de carrera, pero la pandemia no dejó”.
Desde hace 3 años, cuenta con emoción que trabaja en el disco y ya grabó en México con Los Panchos, en Argentina con Los Vizconti y Tormenta, en Colombia con Los Antares y con Henry Nelson.
“También grabé con Los Jarkas, Eva Ayllón y Alberto Plaza. Me quedan pendientes de grabar en Colombia con Alberto Barros y con Charlie Zaa y queda lista la producción”.
Con 53 años de carrera, reflexiona y dice que solo le falta convertirse en abuela. “Ojalá estos hijos míos me den esa alegría, quiero ver que la familia se extienda, quiero experimentar con eso”.
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