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Farándula
¡Pablo Granados extraña el patacón con queso!
El comediante argentino recuerda a este país con profundo amor. Espera volver pronto y traer a su
primera nieta.
Ama a su natal Argentina, pero Ecuador se robó parte de su corazón, tanto así que el humorista Pablo Granados cuenta que uno de sus sueños es que su nieta Bernardita conozca este país que lo acogió en 2010, cuando llegó a ‘camellar’ en el programa La noche de los Mundialistas, de TC.
Desde su casa de campo ubicada en la comunidad de Lima, Buenos Aires, explica que conversar con EXTRA le hace sentir más cerca el cariño de los ecuatorianos y en especial el de las madres de familia que, con un simple abrazo, le demostraban humildad y calidez.
“Las mamitas allá tienen algo que las caracteriza que me da alegría y una sensación de cariño. Cuando querían tomarse una foto, me abrazaban con una mano y con la otra me agarraban la panza (barriga) como si tocaran a una embarazada. Para mí era una sensación de bendición”, recuerda Pablo.
El también actor, quien ha regresado a pasear solo y en familia por los distintos lugares turísticos unas cuatro ocasiones, durante 11 años, revela que tenía planeado volver, pero por la pandemia de la COVID-19 quedó postergado, aunque ahora le gustaría hacerlo acompañado de su primera nieta.
“Ojalá pudiera, pero no creo que el padre (Migue) me la dé. Viajar con Bernardita a Ecuador sería un placer. Ella podrá conocer toda la Sierra y comer los patacones con queso que tanto me gustan”, agrega.
Pese a los 4.327 kilómetros de distancia que separan Argentina de Ecuador, Pablo dice que trata de unirlos con cosas simbólicas en la sala de su hogar. Compró varios cuadros y telas que lo hacen sentir que visita las ferias artesanales de Otavalo y que más adelante, en la carretera, se detendrá a saborear un hornado.
“Compré un cuadro de un árbol hecho de hojas en forma de mariposas y lo conservo con cariño. Fueron tantas experiencias que viví. Recuerdo que en una ocasión vi una feria de animales en Otavalo y compré un perrito al que llamé Ota, pero después a los dos meses murió”, menciona.
Enamorado del país
Un enamoramiento por la gente y la naturaleza hizo que recorra muchos lugares que un extranjero ni sabe que existen.
“Me parece una cosa de locos su rico clima medio húmedo que me encanta y las nubes que te rodean cuando estás en las montañas. Esa comunión con la naturaleza no la había vivido en ningún otro país”, narra.
Por otra parte, enfatiza en que se debe explotar más el turismo, ya que ha entablado conversaciones con ecuatorianos que radican en Argentina y lo que conocen es el balneario de Montañita y nada más.
“Siempre que me preguntan les digo ¡No, a Montañita no!, ándate a Baños, que es hermoso”, finaliza.