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Kátherin Heredia R.
Nathaly Fabel, la Selena ecuatoriana, es toda una hembra ‘alfa’
La Selena ecuatoriana dice ser experta en conquistar a los caballeros con algo más que flores y canciones. Le hace a los juguetes sexuales.
Chapada a la antigua a la hora de conquistar y destapada en la cama. Así se considera la artista Nathaly Fabel, mejor conocida como la Selena ecuatoriana.
Para conquistar a un hombre es una ‘ducha’. Los enamora con técnicas nada convencionales y a la hora de complacerlos tampoco se impone límites.
“Soy una mujer que lleva el espíritu conquistador de un hombre. A mis exparejas les he regalado flores, escrito cartas, compuesto canciones e incluso he dado serenatas”, dijo la mujer, de 38 años.
Pero no solo es la hembra ‘alfa’ en las relaciones. Dice que está abierta para que la conquisten, siempre y cuando el hombre sea y tenga algo más que pinta.
Con 15 años de trayectoria musical, la cantante quiteña confesó que el mejor momento de su vida artística lo vivió desde que se arriesgó a imitar a la reina del Tex Mex, Selena Quintanilla, en un reality transmitido hace siete años a nivel nacional.
“Me tomó un año para prepararme. Tuve entrenadores nacionales e internacionales para canto, baile y personificación física. Lo más difícil fue llegar al tono y timbre de voz. Pero valió la pena todo, porque gracias a eso puedo rendirle un tributo por todo lo alto, como ella se merece, sin improvisaciones”, añadió.
Según ella, al inicio no se convencía del parecido que tenía con la artista internacional, pero con el tiempo descubrió que a más de la voz se asemejaba en su condición física y carisma.
“Lo más lindo que me han dicho es que tengo un corazón hermoso”, manifestó.
DE BUEN COLMILLO
Nathaly Favel confesó no ser una esclava del espejo, pero a causa de uno que otro desliz que se comió en la pandemia se convirtió en rehén de la báscula.
Todas las mañanas se pesa para verificar si las dietas que practica están surtiendo efecto y así reducir las 15 libras que acumuló.
“Soy mala para dejar de comer. Me encanta el pan y los pasteles que hace mi mamá. Si no sirve la dieta que empecé, haré la del lagarto... Aunque esté sola puedo darme modos”, comentó la cantante.
Se separó hace cinco años, pero aún guarda espacio en su cama para un nuevo compañero con el que pretende vivir nuevas experiencias y aventuras.
“Por ahora no hay apuro. Soy muy complicada en el amor, no soy para juegos. Pero cuando me enamoro lo doy todo y en la intimidad me convierto en “Nathaly la guerrera”; no le hago el feo a los juguetes sexuales, prefiero los clásicos como látigos y también me gustan los personajes. Un trío es lo único que no haría”, añadió.
La cantante está convencida que para triunfar en el amor y en la música, el miedo y la vergüenza son elementos que frenan el éxito.
Próximamente retornará a los escenarios, pero una vez que renueve su clóset, en el que conservará seis trajes de la icónica Selena Quintanilla.
“Sacaré un nuevo repertorio y entre esos estarán los temas más conocidos de ella. A pesar del tiempo, jamás morirán su memoria ni sus canciones”.