Vestida con anaco o traje de baño, Meliza Yumisaca pone ‘patas arriba’ a sus seguidores de redes sociales (más de 930 mil en TikTok y 240 mil en Instagram). Esta joven, de 23 años, nacida en Colta, provincia de Chimborazo, pero radicada con sus padres en el cantón Durán, Guayas, jugó a ser influencer y actualmente tiene un ‘ejército’ de personas que disfrutan de sus entrevistas, humor y bailes.

Todo comenzó en plena pandemia, cuando hizo un vídeo en el que se vistió con diferentes atuendos, pero en el que sobresalía la tradicional falda indígena, eso causó furor en redes. También hubo burlas, pero su orgullo por sus raíces, inculcado por sus padres, Pablo Yumisaca y Elena Guacho, la fortaleció para que los malos comentarios le resbalen.

Sus vídeos en TikTok tienen millones de vistas, eso le ha abierto las puertas para ser imagen de marcas, pero lo más importante para ella es convertirse en la portavoz de la cultura indígena.

La vida de Meliza ha dado un giro radical. Hasta los tres años acompañaba a sus padres en la venta de víveres en el mercado de Las Esclusas, en el sur de Guayaquil, quería ser policía, pero ahora se ha encaminado en la Comunicación Social en el ITV.

¿En qué momento se enamoró de las redes sociales?

Hace tres años, nació por mi admiración a Doménica Saporiti (Miss Ecuador 2008 y animadora de realties) y me dediqué a estudiar Comunicación Social.

Todo ha sido raro, a mí no me gustaba tanto TikTok, más era de Facebook e Instagram, pero hicieron un reto de cambio de ropa, hice el video y me vestí con mi anaco y a la gente le llamó la atención. Me hacían reír con los comentarios como: “La paisana está bonita, la María está linda. La indígena está bonita”. Y me preguntaban dónde compraba la ropa y si me dejaban casar con alguien que no sea indígena. Así comenzó la gente a indagarme sobre mis raíces culturales.

¿Está orgullosa de su cultura?

Sí, al máximo. He compartido mucho de mi cultura. La gente hacía preguntas desde si comíamos cuy y si cuando roban te castigan con ortiga.

¿Y el anaco?

Antes solo me ponía anaco cuando iba a la Sierra. He sufrido discriminación al momento de estudiar, me decían: “India, anda a vender mote, papas, cebollas” o “estás apestosa”. Tenía miedo de que cuando sea grande me hicieran a un lado.

¿Cómo soportaba tanta discriminación y burlas?

Al inicio me hacían llorar. Ahora he aprendido a sobrellevar, sé lo que quiero, tengo el respaldo de mucha gente y eso me motiva. Le he puesto muchas ganas.

¿Cómo se siente ser la representante de una cultura tan grande en redes?

Ha sido difícil, se reciben muchas críticas, a veces de la misma comunidad y ha sido fuerte, porque no estaban acostumbrados a muchas cosas que hago. Por ejemplo, cuando me bañé en traje de baño, me criticaron, pero el baño fue en el Chimborazo y cuestionaban por qué una indígena estaba con ese traje. Hay gente que tiene la mentalidad abierta y apoya, otros dicen: qué chévere la María o qué linda la paisanita.

Pero esa parte ya está superada.

Sufrí mucho cuando me lanzaban críticas, pero eso ya pasó, ahora me río.

Me gusta mostrar mi cultura, antes ya estaba Nancy Risol (otra influencer indígena ecuatoriana) a quien admiro. Al inicio tenía miedo de que la gente de mi misma cultura me criticara.

¿Ayudaba en el negocio de sus padres en el mercado?

Mi papá me llevaba desde los 8 años para que ayude, a los 12 le pedía el mandil a mi mamá y ayudaba a llenar las perchas. Me gustaba llamar a la gente, especialmente los fines de semana que dejaba los estudios, ahora solo me he dedicado a hacer contenido para redes.

¿Qué le han dado las redes sociales?

Muchas cosas en casa, me han dado toda la tecnología, gracias a Dios tengo mi dinero. He podido monetizar en Facebook, soy embajadora de varias marcas.

¿Cómo hace con los ‘babosos’?

Trato de no pararles bola. Una vez un taxista comenzó a decir cosas, pero no le paré bola y se le pasó. Y cuando mandan mensajes medios raros, trato de no leerlos.

¿Y su novio de dónde es?

Es mestizo y no es de redes sociales. Él sabe cómo soy y a dónde pertenezco.

Este año termino mi carrera de Comunicación Social, pero me atrae mucho también la actuación.

¿Cuántos anacos tiene?

Creo que más de diez y muchas blusas.

¿Las blusas son caras?

Claro, van de 30 dólares hasta 400 o más, todo depende cómo sean.

¿Qué dicen sus padres de su fama?

Me apoyan, saben que todo lo que hago es contenido y que me gusta compartir mi cultura.