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Farándula
María Emilia Cevallos: "Me dolía no verme perfecta"
La actriz María Emilia Cevallos confiesa que se sentía insegura e incómoda por cómo se veía.
Los churos que ahora luce orgullosa, en un tiempo la hacían llorar. “Me dolía no verme perfecta, por decirlo así. Para mí, (el cabello liso) en ese entonces era el concepto de belleza. Era lo que veía en revistas, medios e Internet”, confiesa la actriz, modelo y exreina de belleza María Emilia Cevallos.
Mare, como la conocen en el mundo del espectáculo, ha pasado por cambios no solo físicos, sino también internos que, según ella, la han hecho encontrarse consigo misma y amarse tal cual es.
Para ella, el concepto de belleza ha ido mutando. El modelaje, los reinados, la televisión, la ansiedad que padece y un cuadro de depresión que superó hace poco, han contribuido en dicho cambio. Su cabello es uno de los más visibles.
Cuenta que a pesar de estar involucrada en certámenes de belleza, nunca se sintió la más bonita. En parte, por sus churos. Fue candidata en el Miss Ecuador 2015, alcanzando el título de Miss Ecuador Supranational. También fue seleccionada para la Miss Grand International Ecuador 2015. Trabajó como presentadora y hasta como chica reality.
‘Full’ keratina
Sus cambios iniciaron a los 19 años, cuando utilizaba keratina (producto para mantener el cabello lacio), hasta los 26, cuando formalmente dijo “ya no más”, pues algo tan superficial le quitaba la calma.
“Quería verme bien, porque lo normal era usar el pelo lacio. Todas las chicas que veía en la televisión lo tenían y yo me sentía insegura e incómoda, ni siquiera me veía bonita con mis churos. No sabía cómo manejarlos. Entonces me alisaba porque quería ser bonita”, cuenta la actriz.
Nunca se consideró la mujer más guapa, pues ella considera que prima la personalidad , aunque en una parte de su vida se preocupaba excesivamente por cómo se veía.
Mare comprendió que se había obsesionado con obtener la validación de otros, al punto de que descuidó el amor propio. Por eso se fue enamorando de ella misma, sin importar lo que otros piensen o digan. Desde hace tres años luce nuevamente su pelo natural y asegura sentirse más libre y bonita.
“Creo que te liberas de un montón de cosas cuando entiendes que no tienes que seguir a nadie, sino tu propio camino”, sostiene. Pero dicho cambio no solamente nació de su falta de autoaceptación, sino porque llegó incluso a creer que todo lo hacía estaba mal.
“Nunca nadie está conforme con nada. En el medio (del espectáculo), siempre te van a decir que algo te falta o que algo te sobra. Me di cuenta de que no podía satisfacerlos. La vida ya es suficientemente dura como para estar teniendo un peso más encima, que es la validación externa o ajena”.
La ansiedad
Los psicólogos la han acompañado toda su vida, pues desde muy pequeña le detectaron ansiedad, razón por la que suele tener crisis que son involuntarias y por las que hasta la han tachado de “loca” en televisión.
“Cuando te pasa eso, se te cierra la tráquea, no puedes respirar, sientes que estás en peligro. En algún momento sufrí ataques en un canal porque lamentablemente no es algo que podía decidir si me pasaba o no. Colegas, productores y directores dijeron que yo era ‘esa loca que se daba contra las paredes’. Nunca lo hice, porque ese es un chisme mal intencionado, pero quienes dijeron eso son justamente las que aparentan ser buenas personas en redes, aunque no es así”, revela.
Pero eso no es todo. Mare vivió un episodio de depresión del que salió hace ocho meses. Una de las causas de ese mal fue que en su entorno había personas que estaban emprendiendo y concretando sus proyectos y, en cierto aspecto, sentía que los de ella estaban estancados y que no iba al ritmo de otros, hasta que tocó fondo y aprendió a respetar sus propios procesos.
“No había hablado del tema antes (...). Todos tenemos una batalla de la que no hablamos. Si lo hiciéramos, las cosas y el mundo serían distintos, si nos mostráramos como humanos y no como un producto. ¡No soy un producto, soy un humano! En redes sociales, incluso pongo más mis defectos que mis virtudes y está bien, porque quien lo hace ha aceptado su luz”.
Hace varias semanas, su colega Érika Vélez contó que padecía de depresión. Ante ello, Mare comenta que en su caso debió ser muy difícil, ya que es considerada una de las mujeres más guapas del país y la gente hasta cierto punto la llega a idealizar. Entonces, admitir lo que estaba viviendo fue una acción muy valiente.
“Aclaro que no tengo depresión clínica, pero pasé por un periodo. Nadie está exento de vivirlo y más ahora en la pandemia. Soy alguien normal que se ríe, llora, está feliz y siente como todos”, dice. Recalca que gracias a ese episodio aprendió a trabajar más en ella.
Actualmente está centrada en varios aspectos que debe mejorar. No tiene problema en dejar escapar un sueldazo o a una persona por seguir enfocándose en ella.
“Dejaría todo porque soy yo la que va a la tumba, mi cuerpo; no las portadas o los seguidores de Instagram. Tengo que estar preocupada por mí, respetando mi tiempo y emociones. Para mí, la felicidad es tranquilidad. Y me di cuenta de que vivo una vida feliz”, finaliza.
La semana pasada, la guayaquileña compartió en Instagram un video en el que se observó a una de las candidatas a Miss Universo suplicando por un chocolate porque tenía hambre, pero se lo negaron. La grabación generó risas en muchos, pero a ella no le causó ninguna gracia, ya que sabe lo que es privarse de alimentos para llegar al ‘peso ideal’.
Recuerda que en los concursos en los que participó le decían que debía someterse a una dieta estricta con déficit calórico. Ella mide 1,73 metros de altura y debía pesar 120 libras.
“Eso es inhumano para una mujer alta, y todas las de ese concurso lo son. No es médicamente sano, pero eso es lo que pesan. (...) No digo que desaparezcan los concursos de belleza, pero la belleza es relativa, lo que a unos les puede parecer bello, a otros no”, agrega.
Cevallos tenía problemas con la comida desde pequeña y también una mala relación con su cuerpo. Pero no fue hasta su ingreso a la TV y los reinados que sintió un verdadero choque con la realidad, por lo que su lucha aumentaría.
“Entré a los concursos con mi discurso de ‘ser quien soy’ y siendo ‘tuca’, porque tenía masa corporal. Me dijeron que tenía mucho músculo para una miss. Me gustaría ver un concurso en el que haya mujeres felices, que van y disfrutan lo que hacen y comen; que se vea que no están muriéndose de hambre o rogando por un chocolate. La belleza no es un estándar, viene de la persona que está cómoda con quien es, que le brota el sentirse bella”.