Hermano en las buenas, en las malas y en los negocios. Para muchos artistas, tener a un ñaño como gerente es más que un respaldo profesional; es una garantía de confianza. En un mundo lleno de incertidumbre, contar con ese apoyo cercano puede ser la clave para superar los desafíos de la fama.

Aunque muchos podrían pensar que se trata de una fórmula riesgosa que a veces no acaba en buenos términos, si se maneja con madurez y transparencia, puede llegar a convertirse en una sociedad donde todos ganan.

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Jonino y Luis Larrea

Los hermanos Luis y Jonino Larrea crearon una empresa productora que nació tras su crecimiento en redes sociales, a través de reels de humor.

Luis, de 38 años, el mayor de los Larrea, no solo es el mánager de Jonino, 31, un reconocido influencer en TikTok, sino además su productor, actor en los videos y el empresario que toma las decisiones más convenientes al momento de cerrar algún negocio con las marcas que los buscan para promocionar sus productos.

Esa confianza, dice, viene de su preparación. “Soy licenciado en Comunicación y tengo una maestría en Administración de Empresas. Mi experiencia como creador de contenido data de hace 15 años. Esa combinación me da claridad para saber cuándo arriesgar, cuándo decir que no, y, sobre todo, cómo proteger la imagen y el crecimiento de Jonino”, explica.

Separar lo profesional de lo personal no ha sido fácil. Las emociones pesan más, pero con respeto, comunicación y madurez las han sabido manejar. “Nosotros discutimos a veces, pero siempre nos calmamos, nos damos nuestro espacio y seguimos trabajando. Nunca nos faltamos al respeto”, indica el mánager.

Jonino prefirió a su hermano por encima de un representante externo. “Por la seguridad que me da mi hermano, por el temor de que otro vaya a abusar de mi confianza y porque sé que Luisito es el único que me va a decir la verdad y me dirá en la cara si algo está feo o un video no salió bien”, explica Jonino, cuya cuenta de TikTok está por llegar a los dos millones de seguidores.

El tema de ganancias prefieren manejarlo ellos en privado.

La Caramelo y Tita

Alejandra ‘La Caramelo’ Jaramillo, de 32 años, escogió a su hermana Tita, de 36, como su mánager, por consejo de su entonces pareja, Efraín Ruales, cuyo representante era su hermano Pablo. Tita es la encargada de gestionar en Miami la carrera de la presentadora, así como de la promoción, la relación con los medios y los patrocinadores. Es quien lleva la agenda de La Caramelo desde 2019.

Su objetivo es que siempre Alejandra esté bien. “No solo en la parte de salud física, mental y espiritual, sino también en el trabajo. Ver bien a mi hermana me llena de satisfacción. Trabajar con Alejandra estos cinco años ha sido una aventura enriquecedora”, detalla Jaramillo.

El éxito que tiene Alejandra se debe al valor que su hermana mayor le ha dado para hacerla brillar. “Me mantuve clara y con convicción en lo talentosa que es, ya que una cosa es decir con la boca y otra es mostrar con evidencia el alcance que ella genera”, enfatiza la también creadora de joyas.

Alejandra destaca de su hermana lo buena que es para los negocios. “Me ha conseguido trabajos a los que yo no les hubiera podido poner precio. Tiene carácter y es muy seria para eso, confío mucho en ella”, enfatiza La Caramelo, quien reside en Miami desde hace aproximadamente cuatro años.

Desde que empezaron a trabajar juntas nunca han tenido problemas. Respecto a las ganancias, Tita recibe un porcentaje de los contratos que cierra. “Entre mejor y más grande sea, más dinero cobramos las dos”, explica la presentadora del programa Siéntese quien pueda.

El clan Flores

Lila y Danyela Flores trabajan juntas hace 15 años. Esa trayectoria les ha permitido conocerse no solo como hermanas, sino también como cantantes profesionales. “Una cosa es conocerla como mi hermana y otra como artista. Sé perfectamente lo que le gusta, lo que no y cómo decide llevar su show. Me conozco su protocolo de punta a punta”, comenta la menor del clan Flores.

Uno de los grandes desafíos de Danyela, quien es líder del grupo Las Chicas Dulces, ha sido manejar las diferencias que inevitablemente surgen en cualquier sociedad profesional, especialmente cuando hay dinero de por medio. Sin embargo, han establecido una regla fundamental: separar el trabajo de la relación familiar.

“Cuando estamos trabajando, hay un respeto absoluto. Lila respeta mi rol como mánager y soy yo quien cierra los contratos. Si yo le digo que tiene que cantar a tal hora o vestirse de cierta manera, ella lo hace sin problemas. Fuera del escenario, volvemos a ser hermanas”, explica.

Sin embargo, al inicio hubo fricciones, especialmente por las diferencias generacionales. Lila, de 50 años y con más de 35 de trayectoria musical, tenía una visión más tradicional. Su hermana, de 34 años, con mentalidad más moderna, la adaptó a las nuevas tendencias, específicamente a lo digital.

Lila dice haber puesto en manos de Danyela no solo su imagen, sino además su legado más valioso: el grupo que creó hace 30 años. “Confío ciegamente en mi hermana, a quien quiero como a una hija”, asegura la integrante de Las Damas de Oro. Incluso la inscribió en un curso de maquillaje para que sea ella quien la asista. Danyela recibe mensualmente un sueldo fijo de parte de Lila.

Verde 70

Luis Castro, de 47 años, ha acompañado a su hermano Darío, de 48, durante el largo viaje musical sobre los escenarios. El mérito del éxito que ha tenido el grupo musical de pop rock Verde 70, que lleva 27 años de trayectoria, es el resultado de la entrega y dedicación de Darío, el vocalista, así como del talento colectivo de la banda, del equipo técnico y un representante que han trabajado de forma organizada.

“Todo ha sido construido con paciencia y consistencia, y eso ha permitido que la música siga viva y relevante”, sostiene Luis.

El hecho de trabajar con Darío, lejos de ser un obstáculo, ha sido una fortaleza, aunque al inicio no fue fácil para Luis. Esa conexión ha sido fundamental para sortear momentos difíciles sin que los desacuerdos laborales afecten la relación personal. Han logrado separar lo profesional de lo familiar, y cuando han tenido diferencias, las han resuelto reconociendo errores, disculpándose y soltando lo necesario para seguir adelante.

Para Darío, la relación entre artista y mánager es compleja y tiene sus peculiaridades, como cualquier otra relación, sea de pareja, amigos, socios, etc. “Los desacuerdos y fricciones generan desgaste, pero ese respeto, admiración y cariño peculiar que hay entre hermanos hace que encuentres la calma y las aguas tomen nuevamente su cauce. Para mí, sin duda, es más difícil despedir a un hermano que a una persona externa”, asegura el líder de la banda quiteña.

Respecto a las ganancias, Luis recibe un porcentaje como representante de la banda.

Malas experiencias

Para el promotor musical William Lucas, trabajar con un familiar tiene sus pros y contras. Comenta que a un mánager externo se lo puede reemplazar en cualquier momento, pero si se trata de un hermano, lo principal es evitar los desacuerdos para no afectar la relación familiar ni la laboral.

“A diferencia de los representantes externos, cuya relación profesional puede terminar abruptamente tras una discusión, los vínculos familiares tienden a buscar soluciones antes que rupturas. Cuando el vínculo es familiar, te das un par de horas, analizas el asunto y encuentras una solución. Con un externo, simplemente lo reemplazas”, explica Lucas.

Arturo Alvarado, promotor y DJ conocido como El Marciano, agrega que también existen riesgos al trabajar con un familiar, ya que el dinero —como en cualquier negocio— puede llegar a dañar las relaciones.

“La historia del padre de Britney Spears, quien controló la carrera y la vida personal de la cantante durante años, es un ejemplo de cómo un mal manejo puede desembocar en conflictos legales y emocionales”, sostiene.

Casos similares han rodeado a otras figuras como Beyoncé, quien despidió a su padre como mánager en medio de acusaciones de robo. Rihanna demandó a su padre y a su socio comercial por usar fraudulentamente su nombre para ganar dinero.

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