Exclusivo
Farándula
Jaime Enrique Aymara: "Las mujeres son muy atrevidas"
Le tiraban brasieres, se le metían al cuarto y hasta le agarraban las ‘pompis’. El cantante cuenta sus momentos más épicos y hasta los más tristes...
Desde ‘peladito’ fue arriesgado con las mujeres. Recuerda que en los inicios de su carrera musical le ‘llovían’ prendas íntimas en los conciertos, recibía propuestas para dormir ‘empiernado’ y hasta tenía visitas inesperadas en sus cuartos de hotel. Así cuenta el cantante Jaime Enrique Aymara, conocido como ‘El ídolo de las quinceañeras’, quien a sus 52 años sigue ‘libre como el viento’.
El tecnocumbiero dice no temerle al amor y peor al compromiso, pero su vida está llena de anécdotas que hoy comparte, mientras bebe un vaso de soda y disfruta, de fondo, uno de sus temas favoritos: ‘El cholero’.
¿Tan deseado era?
Hay mujeres que son muy atrevidas. Me lanzan brasieres porque siempre molesto en mi canción ‘El cholero’ y de manera jocosa pregunto quién es más fiel y dicen que las mujeres. Y entonces les digo que si es así, que lancen sus brasieres y lo hacen. He visto de todos los diseños y colores.
Si es así, supongo que también lo piropean...
Me han dicho ‘papito rico, mi casa está sola’, ‘quédate conmigo esta noche’. A veces les hago bromas y les digo que no conseguí hotel y mujeres, incluso señoras, me proponen quedarme en sus casas, pero les cuento que no duermo solo, pero no les importa porque dicen que me empiernarán (suelta una carcajada), pero todo es parte del show.
¿Quién fue más allá de una simple propuesta? ¿Tiene alguna anécdota?
Hace varios años tenía una presentación en Guano (Chimborazo) y mientras estaba allá, una chica se ingenió para entrar a la habitación del hotel donde me hospedaba. Ella dijo en recepción que andaba conmigo y que me quería dar una sorpresa, yo tenía 21 años y como no soy mal educado, no la iba a sacar a mitad de la noche del cuarto, entonces se quedó conmigo.
¿Pero en muchos casos no se puede controlar al público o sí?
Me han besado, me han agarrado de donde no deben, incluso me pellizcaron la nalga. La gente me hala por una foto, tanto así que en España me arañaron el cuello y mi madre (Rosa Reinoso) fue a reclamarle a la señora. Cuando hay mucha gente no se puede hacer nada. Nos ha tocado salir corriendo (con sus músicos), treparnos al vuelo en camionetas y más si era en un estadio.
Cuando ve a una dama, ¿en qué se fija?
Me gusta que la mujer sea guapa, con buen cuerpo y después se la va conociendo, y si hay afinidad dura, si no es solo una relación más. No he vivido con una mujer por largo tiempo, solo con una por cuatro años y con la mamá de mi última hija 6 meses.
¿Por qué?, ¿usted es complicado en el amor o le tiene miedo al matrimonio?
Nunca me he casado porque para hacerlo hay que pensarlo, meditarlo y arriesgarse. No encontré la persona indicada para decir que con ella estaré para toda la vida, pero conocí a las madres de mis hijos y los tengo a ellos (de 23, 18 y 13 años). Más me dedicaba a mi madre y a la música. No veía como prioridad estar casado. No le tengo miedo al matrimonio, pero prefería no darle explicaciones a nadie y evitar: ¿por qué no estás en casa?, ¿con quién estás?, ¿cuándo llegas?
¡Llegó a perder el rumbo de su vida!
En julio del año pasado, su vida cambió por completo. La pérdida irreparable de su mamá Rosita fue un ‘golpe’ en la vida del artista, quien aún no asimila lo sucedido.
“Falleció producto de la depresión por el encierro, por eso le dio un paro cardíaco fulminante. Mi madre era todo lo que tenía, me desubiqué por completo, perdí mi rumbo y no sabía si seguir en Quito o qué hacer. Pasaron algunos meses en los que no tenía ganas de nada. Entré en depresión”, cuenta Jaime.
Durante ese tiempo los ingresos económicos se detuvieron, pero las deudas que tenía que pagar continuaban. Sus trabajadores cercanos se preocuparon y fue cuando gracias al apoyo de sus hermanos se recargó de fuerzas para seguir.
“Tuve que vender una propiedad que tenía en Guayaquil y con ese dinero compré un complejo turístico al que bauticé como ‘mi Ranchito Alegre’, ubicado en el recinto San Joaquín, en la vía a Cumandá, El Triunfo. Alquilo las instalaciones al público en general, para que vengan a disfrutar en familia. También siembro cacao y crío animales como: chancho, pollo, pato y tilapia. Le saco cara a la crisis (...) Ahora no tengo dinero para darme lujos, sino para ayudar. Si vieran mi buró de crédito, se van a asustar”, menciona entre risas.
Una sola vez en buseta...
Dice que es un artista del pueblo, pero solo en una ocasión se trepó a una buseta cuando viajó para visitar la casa de un tío, en el centro porteño, a los 12 años.
“Gracias a Dios ya no me tocó más porque cuando crecí obtuve mi carrito para moverme a todas partes. Contaban que robaban a los pasajeros”, dice sonrojado.
Jaime, quien nació en el barrio San Roque, Quito, dice disfrutar más la vida nocturna de Guayaquil e incluso ama su gastronomía, aunque aún hay ciertas cosas que no comparte.
“Al encebollado sí le hecho canguil y arroz, en eso soy bien serrano. Allá le ponen arroz, pero también pan. Pero confieso que me gusta el ceviche de Sauces 9 porque el señor hasta me fía (...) En la Sierra no se puede comer mariscos muy tarde porque uno se enferma, pero en la Costa lo comes a todas horas”, agrega.
Por otra parte, revela que no sabe exactamente el porqué, pero agradece el cariño inmenso que le tienen en la Costa ecuatoriana.
“Soy uno de los pocos artistas que siendo de la Sierra pude ‘pegar’ en la Costa. La música es mi vida, es lo que hago desde que tengo seis años y por lo que conozco muchos rincones del país, menos Bahía de Caráquez en Manabí, pero espero ir pronto”.