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Farándula
El día que murió Marco Vinicio Bedoya
El crimen del animador de A todo dar, guarda similitud con la muerte de Efraín Ruales. Pasaron casi 23 años y nunca se dio con los culpables
Un certero balazo que le propinó un hombre que estaba escondido en medio de la oscuridad de la noche, acabó con la vida del animador de A todo dar y la Feria de la Alegría, Marco Vinicio Bedoya, el uno de mayo de 1998.
Tras casi 23 años, su muerte continúa en el misterio y la reciente muerte de Efraín Ruales, esta semana, hace que los familiares, compañeros de programa y sus seguidores del animador de En Contacto, exijan justicia, y ruegan que no pase lo mismo que con Bedoya.
Incluso sus ex parejas, Michela Pincay, Cinthya Coppiano, Katherine Pico, escribieron en sus redes sociales que los culpables salgan a la luz.
Si bien hay más de veinte años de la muerte de Bedoya, en aquel entonces se generó el mismo impacto que produjo el crimen de Ruales.
No había redes sociales
Marco Vinicio era a fines del siglo pasado, el animador número uno de la televisiòn y venía presentado dos de los programas más vistos en la tarde, La Feria de la Alegría por RTS, y luego A todo dar en Tc televisión.
Cuando estaba en la cúspide de su popularidad, es asesinado mientras dejaba a la modelo Carolina Ramos en su casa, en Guayaquil.
Para 1998 los celulares aún era una novedad costosa y no existìa What's up, ni mucho menos Instagram y otras redes sociales, pero la noticia de su muerte se conoció de inmediato a través de flashes informativos que emitieron por los canales de televisión.
El público reaccionó de la misma manera que con Efraín y el clamor de justicia se escuchaba por todos lados.
En 1998 ni pensábamos en la Covid, así que el pueblo, que sintió como propio el duelo de Bedoya, se volcó al Coliseo Granasa de Guayaquil donde se realizó el velatorio.
Filas interminables de familias enteras, soportaron sol, calor y cansancio para poder darle su último adiós se hicieron presente, y el coliseo resultó estrecho a la hora de la misa.
Y es que al igual que con Ruales, la exposiciòn de los medios, hicieron que Bedoya sea parte de las familias ecuatorianas, todas las tardes por la televisión.
Leyendas urbanas
Tras su muerte comenzaron los mitos y leyendas urbanas. Todos tenían sus culpables: la Policía, los familiares y el público, pero hasta el sol de hoy, no se sabe quién lo hizo.
Su amiga y coanimadora, Sonia Villar, propuso ponerse un prendedor negro en la ropa, como señal de luto, el cual se lo iba a sacar el día que atraparan al criminal, cosa que nunca pasó.
¡Justicia, justicia!, clamaban todos, igualito que lo hacen hoy por Efraín Ruales. Los que querían a ambos animadores, esperan que esta llegue pronto.