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Farándula
Claudia Gómez, apasionada de las artes marciales
Claudia Gómez en su regreso a los escenarios, la actriz luce fit. Le tomó gusto al ejercicio diario y a la alimentación sana.
Claudia Gómez está tan dedicada a las artes marciales mixtas que si fuera una veinteañera estaría en una jaula compitiendo, asegura entre risas. La intérprete está de regreso en la actuación, actividad que, pese a ser su pasión, en los últimos años había dejado en suspenso.
Esposo y maestro
“En los últimos ocho años me casé y me dediqué por completo a practicar las artes marciales. Mi esposo (Allan Bohórquez) es cinturón negro, segundo dan en Jiu Jitsu japonés”, comenta.
Fue su pareja quien le inculcó el gusto por esta actividad, llegando incluso a tener una academia.
“Me dediqué a aprender y luego enseñaba a niños, pero con la pandemia tuvimos que cerrar”.
Sin poder actuar y sin el local, reconoce que se quedó “de brazos cruzados”, pero se dedicó con más empeño al deporte. “Me ejercito a diario, amo las artes marciales mixtas”, asegura con entusiasmo.
Ejercicio completo
Además, Claudia indica que también levanta pesas y se alimenta de forma muy sana.
“Hago pero con poco peso porque estaba un poco musculosa. Cuando uno está en TV y en el teatro hay que mantener una figura bien puesta, y con mucho músculo iba a estar oliendo raro”.
Aunque siempre ha tenido excelente figura, a sus 49 años, Claudia luce un cuerpazo.
“Las artes marciales son un ejercicio completo. Se hace cardio, se adquiere agilidad y fuerza. Además que ayuda a bajar de peso y los que no quieren bajar, les permite mantenerse”, apostilla.
La mejor decisión
Confiesa que está feliz y enamorada de su esposo, aunque hace meses se dijera lo contrario.
“Decidí que en mis redes sociales no iba a publicar nada de mi vida personal y sentimental, porque hay gente mala. Si quieren saber de mí, que me pregunten, estoy dispuesta y abierta a hablar”.
El regreso teatral de Claudia Gómez se dio con la obra Taxi Coca y al momento trabaja en una nueva obra en la que actuará con Sandra Pareja y Verónica Muentes, con la dirección de Tati Interllige.
“Estoy contenta, feliz de haberme reencontrado con mi segunda familia, de volver a sentir el contacto con el público. Me sentí nuevamente viva, es lo máximo y estoy agradecida con Dios por ello”.