La primera vez que Kerly Jurado se presentó a participar en un reinado de belleza tuvo que improvisar. No tenía tacones altos ni un vestido para la ocasión. Sin embargo, ella ‘brilló’ en su debut. En esos días era una adolescente de 15 años que cumplía con el pedido de su padre de ser la madrina de un equipo de fútbol de liga barrial.

Hoy, después de participar en más de una docena de certámenes, Jurado es  ‘súper canchera’ y, aunque los nervios a veces le juegan una mala pasada, ha ganado varias bandas y coronas. “Representa un gasto, sobre todo en vestuario”, explica.

Alrededor de 80 dólares cuesta un vestido para un concurso de belleza cualquiera. Pero cuando se trata de un evento más fastuoso e importante, como el certamen Reina de Pichincha, en el que participa ahora junto a otras seis chicas, los costos aumentan. “No siempre he sido elegida reina, pero he obtenido distinciones como Señorita Confraternidad y Simpatía”.

Además, explica que aunque le emociona el reconocimiento, para ella lo más importante son los proyectos sociales en los que participa. Con o sin corona, Jurado está vinculada al trabajo social, asegura.

Otras aspirantes con experiencia

Sin embargo, Kerly no es la única con experiencia entre las candidatas a Reina de su provincia. Los brillos, las coronas y el glamour no toman por sorpresa a Magaly Guerra, quien también está habituadas a las pasarelas, los vestidos y los concursos de belleza.

Jurado y Guerra son dos de las cuatro concursantes que fueron presentadas oficialmente durante el fin de semana y se ‘robaron’ los aplausos de sus allegados en un evento íntimo. Las otras tres representantes pertenecen a cantones cercanos a la capital y no pudieron sumarse a la gala, en la que las chicas se vieron por primera vez.

En el encuentro, Magaly comentó que para ella, portar una banda es la oportunidad de incentivar a los jóvenes a la práctica de deportes. Esa ha sido su campaña desde 2017, cuando se convirtió en la representante de Ecuador para Miss Belleza Latina, en Guatemala. Quedó tercera. Algo que le llamó la atención fue la forma tan competitiva con que actuaron las delegadas de otros países durante el certamen.

Michelle Lagos también tiene experiencia en certámenes de este tipo. Fue Reina del barrio Santa Cruz de la Esperanza, en el norte de la capital, y apoyó a niños y personas de la tercera edad en situación de vulnerabilidad.

Jessy Silva, quien fue Virreina de la Facultad de Ciencias Administrativas de la Universidad Central, también ‘pelea’ por la corona y ha llevado su voluntariado a organizaciones internacionales. Durante los últimos años ha colaborado con la Organización de las Naciones Unidas.

Más allá de lo físico

Tener una cara bonita no es el único requisito para convertirse en la soberana pichinchana. Contar con una representante comprometida con el trabajo social es el eje propuesto por la Fundación Reina de la Provincia de Pichincha, a cargo del certamen, que vuelve a realizarse de manera presencial.

“Hemos identificado los cantones que menos ayuda reciben y allí centraremos las acciones”, explica Erik Romero, presidente de dicha fundación.

Se trata de Puerto Quito y Pedro Vicente Maldonado, al noroccidente de la provincia.

DATO

El certamen de belleza se realizará el próximo 18 de septiembre, desde las 18:00. El lugar aún está por confirmarse.

Jessy Silva

Magaly Guerra

Michelle Lagos

Kerly Jurado