Cuando el actor Víctor Aráuz lo contactó, en el 2022, para realizar juntos un proyecto de sátira política, Esteban ‘Ave’ Jaramillo trajo ropa para tres meses.

Han pasado tres años desde que salió ‘El after’ y el humorista quiteño dice sentirse bastante cómodo en Guayaquil. Incluso confirmó que el programa que se emite al rayar la medianoche, por Teleamazonas y del que es animador y guionista, continuará este 2025.

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Antes de ser humorista, Jaramillo fue profesor de Literatura en un colegio y sin proponérselo, ante la facilidad que tenía con las letras, se inclinó por la escritura de guiones para medios de comunicación. Una cosa lo llevó a la otra, y así saltó a la televisión en programas como Enchufe tv, al teatro y al stand-up. Actualmente, sus proyectos en Quito giran alrededor de los dos últimos escenarios.

Los diálogos que crea para los sketches de 'El after', los comparte con el guionista José Rengifo. Aunque el espacio le ha dejado muchas satisfacciones, también tiene que soportar los comentarios e insultos de los seguidores de los partidos políticos que satiriza.

“Aprendí a vivir con los comentarios, trabajar en la tv y estar en el ojo público, me enseñó eso. Además cada comentario malo, valen 5 buenos. Los que más me hacen reír son los que nacen desde la política. Nos insultan correístas y cuando viene otro sketch, nos insultan los noboístas. Eso me encanta, cuando me dicen facho de derecha y al día siguiente me dicen hippie progresista, es divertidísimo cuando recibo ataques de la gente fanática. Es hermoso”, detalla.

Tener hijos no están entre sus planes

El vaivén de su trabajo, entre Quito, Guayaquil o Bogotá, donde estuvo grabando MasterChef Celebrity, lo convierten en un alma libre, y sin la responsabilidad de los hijos. Su familia son sus mascotas, una perrita que tiene en Quito, un gato que adoptó en Guayaquil, y su novia.

“No tengo hijos. No los voy a tener, soy de la generación que ha decidido que no va a tener hijos. Estoy dándome dos años más de gracia, antes de que me haga ‘el cortecito’ (la vasectomía), por si acaso me anime, pero no creo y si tiene que ser será”, comentó.

A sus 43 años, dice que todo se debe a una cuestión muy práctica, “cuando el niño tenga 10 años, yo con 54 años, preocupándome por reuniones de padres de familia, luego, cuando tenga 15 y yo con 60 y me diga anda a dejarme a la casa de mi amigo, o recógeme, no eso ya no, eso me detiene un poco”, explica.

La economía, argumenta, también es otro de los motivos que lo alejan de la paternidad, “me gusta mucho la libertad, si no quiero trabajar, no lo hago. Si quiero me voy a la playa, es mi tiempo, es mi dinero y son cosas que no quisiera sacrificar”.

Ante esta decisión no se considera egoísta, “creo que es ser menos egoísta traer tantos niños que la están pasando mal, por muchas situaciones a nivel global, la violencia, migración, no es ser egoísta, pero hay que resolver problemas muy graves en este momento”.

Ama a Guayaquil con sus pro y contras

Ama a Guayaquil con todos sus pro y contras. Estar cerca de la playa, el clima, el calor de la gente y el apoyo de quienes ha conocido, lo cautivaron. Sin embargo, recordó un hecho que lo marcó y fue la muerte por sicariato que ocurrió muy cerca de su casa.

Sus continuas idas al mercado de Sauces 9 para comer ceviche, sus visitas a los cangrejales, los platos con verde, los moros con carne, lo han hecho perder la cabeza y ‘la línea’, al subir de peso.

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