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Farándula

Darwin Pereira es un ‘duro’ en la tecnología. Sabe de computadoras y hasta de ‘hackeos’.HENRY LAPO

A los asambleístas no les faltarían los ‘cachuelos’

Explican a qué se dedicarían si no estuvieran sesionando en el Pleno. Darwin Pereira, a la informática; Salvador Maita, a la medicina; John Vinueza, a la arquitectura, y Paola Cabezas, al periodismo.

El asambleísta Darwin Pereira asegura que no se “moriría de hambre” fuera del Palacio Legislativo. Aunque está a gusto con su ‘camello’, si se diera la muerte cruzada y debiera ir a casa, se metería de lleno en la informática.

El representante del partido Pachakutik es un ‘crack’ para la tecnología. Se graduó como ingeniero en sistemas. Y, aunque confiesa que jamás le ‘hackeó’ las redes sociales a su esposa o a sus adversarios políticos, sabe cómo hacerlo.

Pereira explica que esas travesuras informáticas están lejos de sus planes, pero dedicarse a la programación sí es uno de sus sueños.

Ha desarrollado seis aplicaciones. “En una me tardé dos años y me pagaron 3.500 dólares. Ahí dejé de comer sopita de queso y pasé a los mariscos”, bromea.

Viene de una familia humilde. Cuando era ‘peladito’ hasta le hizo de albañil. “Armaba los bordillos de las calles. Pensaba qué vergüenza que me vean mis amigos. Era un adolescente”.

Un ‘camello’ similar al de Pereira es el que tenía John Vinueza, del partido Unión Ecuatoriana, cuando era estudiante de arquitectura. “Me tenían colgado para medir las cenefas de las iglesias de Quito”.

Es esa pasión que tiene por la construcción la que no le permite dudar sobre el oficio que desempeñaría si sale de la Asamblea. “Me dedicaría a seguir construyendo junto a mi esposa y a mi doctorado”, revela.

A Jonh Vinueza lo tenían midiendo las iglesias de Quito. Hoy es arquitecto.Cortesía

De la medicina y el periodismo

El parlamentario Salvador Maita trabajó duro para convertirse en un médico especialista. Pese a que ahora el Pleno consume la mayor parte de su tiempo, antes de ser electo se dedicaba a curar personas.

Hace veinte años viajó a la ‘Yoni’ para estudiar. A su llegada, además de aprender inglés, trabajó en un laboratorio de neurociencias, dirigido por un colombiano.

“En Estados Unidos, los padres no les pagan la educación a los hijos. El 95 % trabaja para costearse la universidad”.

Salvador Maita estudió en la ‘Yoni’ una especialidad en medicina familiar.HENRY LAPO

Y, aunque en ese país siempre tuvo la fortuna de tener ‘chauchas’ en la rama médica, en Ecuador le tocó un trabajo más pesado. Maita, quien es representante de la comunidad ecuatoriana en EE.UU. y Canadá por el partido Pachakutik, narra que en su juventud se dedicaba a la agricultura y a la ganadería en su provincia Zamora Chinchipe.

A Paola Cabezas, de la Alianza UNES, también le enorgullecen sus raíces. Si por a o b debe dejar el pleno, le apostaría a su carrera como periodista. “Me dedicaría al activismo en favor de la mujer negra que ha sufrido discriminación por su raza o porque hace política”.

Paola Cabezas se dedicaría a hacer activismo y periodismo.Cortesía

Pese a que ella se inició en la radio cuando solo tenía 15 años, dice que también ayudaba a su mamá en el salón de belleza que tenía. “Les hacía las uñas a domicilio”, concluye.