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Farándula

Johanna Moreira dice que su mimado es Negro. La acompañó hasta en campaña.HENRY LAPO

Asambleístas hablan de sus mascotas

Los parlamentarios convivían desde niños con diferentes animalitos. Eitel Zambrano tenía toda clase de canes; Johanna Moreira, hasta un mono y José Agualsaca, cuyes.

Para el asambleísta Eitel Zambrano, sus cuatro perros son como hijos. Duermen en su cama, viajan en el auto y hasta les hace sesiones de fotos cuando van de paseo.

Desde que el legislador independiente era un niño, en su hogar siempre hubo mascotas. “Tuve perros de todas las razas y quizá hasta peces, pero ningún animal extraño”, explica.

Hoy, son dos schnauzer, un terrier escocés y un bulldog los que alegran sus días y, aunque le hacen travesuras, como mordisquear sus zapatos y ternos, a Zambrano - un padre benevolente- el enojo no le dura mucho.

Lucas es el mayor, pero como el asambleísta dice “es bastante idiota”. Gastón lleva el nombre del villano de ‘La Bella y La Bestia’; el más engreído, Waldo, es un gran ladrador, y Mr. Francis es todo un personaje. Su nombre fue sacado de la serie de Netflix ‘House of cards’.

El asambleísta dice que a todos los quiere por igual y, aunque viven en Manabí, siempre está pendiente de ellos. “Mis hijas (de 6 y 10 años) no me los dejarían traer a Quito, pero siempre estoy viajando. Cuando vamos a la playa ellos (los perros) hacen un concurso de cuál duerme más”, bromea.

Eitel Zambrano dice que sus cuatro perros son sus consentidos. Los trata como hijos.Cortesía

Un monito en casa

La asambleísta de la Izquierda Democrática, Johanna Moreira, ama a los animales. Su padre fue quien le inculcó ese cariño por las mascotas. Hasta un monito llegó a ser su compañero. En casa había loros, canarios, tortugas y perros. “Las tortugas eran de esas grandes que tienen una cola larga y con puntas, pero andaban libres… al monito le decíamos Titi, era muy lindo, le poníamos pañal”, precisa.

Aunque ahora ya no conserva esas mascotas silvestres, en su natal El Oro, la parlamentaria aún tiene once perros, la mayoría adoptados.

Negro es su mimado. Hace trucos y hasta la ‘acolitó’ mientras realizaba su campaña política. Además, es muy inteligente. Ella lo adora y es uno de los que más extraña ahora que vive en la capital.

Chambero es el nombre de otro de sus ‘peludos’. Lo rescató en Machala, cuando él iba detrás de una persona que ‘minaba’ en la basura. “Hasta ahora le seguimos diciendo Chambero”.

Cuando el padre de Moreira vivía en Italia, ella siempre le pedía que le trajera un chivo. Ella cuenta que esto se debe a que su sueño ha sido siempre tener esa mascota. Aunque un puerquito también es una buena idea, añade.

Un fiel compañero

El parlamentario José Agualsaca, del partido Alianza UNES, no imagina su vida sin animales. En su familia siempre convivió con cuyes, vacas y perros. “Los cuyes pasaban en la casa bajo la cama”.

Sin embargo, el mejor recuerdo de su niñez es una burrita que lo acompañaba en las labores del campo.

En ese tiempo, el padre de Agualsaca tenía que caminar dos horas hasta llegar desde una comunidad alejada del cantón Mejía hasta la parroquia más cercana. “Ahí hacía las compras y yo luego le iba a ver con la burrita para que cargue”.

Hoy, son Hobbie y Mashko, que en quichua significa líder o caporal, sus fieles amigos, sobre todo el último que hasta lo ayuda a pastorear el ganado. 

PILAS CON ESTO

Veneno

Moreira tenía un perro llamado Peruviano. Una vecina lo envenenó. Ella sufrió mucho por eso.

Vejez

En su niñez, Agualsaca tenía un perro llamado Makikara. Murió de viejito.