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Farándula
Ni los años apagaron el amor entre Michelle Cordero y Paúl Proaño
La cantante se reencontró con el padre de su hija. Sus sentimientos renacieron y hoy están juntos. Hasta se hicieron un tatuaje con sus nombres.
La cantante cuencana Michelle Cordero siente que está viviendo un sueño. Después de seis años se reencontró con el gran amor de su vida, el padre de su hija Franccesca. Dice que los “tiempos de Dios son perfectos” y que el sentimiento que hoy los une es incluso más fuerte.
Hace unas semanas fue la casita del árbol de la nena el escenario en el que pareja se declaró su amor. Ese que la artista siente que se mantuvo ‘congelado’ en el tiempo y que hoy está floreciendo... otra vez.
Todo comenzó con una audiencia, el pasado 8 de febrero, en la que se llegaría a un acuerdo por los horarios de visitas de la niña. “No iba con ningún afán de pelea. Para mí, que mi hija tuviera la relación con el papá era lo primordial... Me fui súper arreglada. No lo había visto en seis años. Estaba nerviosa. No habíamos conversado ni una palabra”, cuenta.
Una camisa negra, con un estampado de un solo lado, fue el look que flechó a Paúl Proaño ese día.
La historia entre ambos comenzó cuando Cordero tenía 16 años y él 26. Poco después del nacimiento de su hija sus vidas tomaron caminos distintos. Sin embargo, ahora están listos para formar una familia. “Nacimos para amarnos y criar juntos a nuestra hija... Esto es un milagro que me devolvió la fe”, dice.
Y, después de encontrarse en la sala judicial, llegó el momento de que Proaño viera a la nena. “Desde que se encontraron son inseparables”, agrega la intérprete de ‘Mueres por mí’.
Son algunos los planes que Cordero tiene con su pareja, aunque por el momento darle un hogar feliz a Franccesca es el más importante.
Algo que la actriz comparte como anécdota es que, antes de retomar la relación con Proaño, su abogado Aldo Auquilla le pasó diciendo durante la audiencia que van a volver. Ella no lo creía y hoy bromea al respecto.
En la piel
Incluso como una ‘promesa’ de mantenerse unidos, la cantante y Proaño se hicieron un tatuaje en la muñeca. Ambos llevan grabado sobre la piel el nombre del otro.
Hace unos años, Cordero se plasmó el nombre de su pequeña en el pecho y, hoy, su pareja se suma a esa iniciativa. “Estamos, de verdad muy felices. Han pasado muchas cosas, hemos sufrido tanto y ahora Dios nos vuelve a unir”, concluye.