Alejandra Jaramillo, la reconocida presentadora ecuatoriana, volvió a ser tendencia en redes sociales luego de protagonizar una divertida conversación junto a sus compatriotas Roberto Manrique (actor) y Johann Vera (cantante). Durante el intercambio, transmitido en vivo, surgió una anécdota sobre su pareja, el influencer y deportista Beta Mejía, que se volvió viral por el inesperado doble sentido del lenguaje.

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Mientras compartían impresiones en tono relajado y amigable, Jaramillo mencionó lo mucho que a su novio le gusta la comida típica del país, en especial ciertos mariscos. Pero la manera en que lo dijo provocó carcajadas y bromas entre sus compañeros de transmisión.

"Él es un niño. Le fascina la concha ecuatoriana, el cangrejo ecuatoriano... Le encanta. Compró unos martillos de Thor...”, comentó Alejandra, refiriéndose a las herramientas que se usan para romper el caparazón de los mariscos.

El uso del término “concha ecuatoriana” desató el humor inmediato de Manrique y Vera. En Ecuador, la palabra “concha” también tiene una connotación vulgar, relacionada con la parte íntima femenina, lo cual no pasó desapercibido para los participantes del diálogo.

¿Qué dijo Roberto Manrique sobre los gustos de Beta Mejía?

Roberto Manrique no perdió la oportunidad de seguir el chiste con tono pícaro, comentando con ironía: “Gracias por aclararnos que a Beta le encanta la concha ecuatoriana. Lo sabemos, teníamos una idea...”

Lejos de detenerse, Alejandra siguió riendo y aclaró con más precisión: “¡Qué risa! La concha prieta...”.

Pero su aclaración no hizo más que alimentar el doble sentido del momento. Manrique redobló con otro comentario que terminó por desatar la risa general: “¿La concha prieta? No aclares que oscureces. Nos queda claro que a ti te gusta su martillo también”.

Johann Vera, visiblemente divertido, solo atinó a decir: “Roberto, ¿qué nos pasa?”.

La escena cerró con Alejandra exclamando entre carcajadas: “¡Mal pensados, majaderos!”

¿Por qué este momento se volvió viral?

El intercambio fue ampliamente compartido en redes sociales por la espontaneidad de sus protagonistas, la complicidad entre ellos y, sobre todo, el juego de palabras que dio lugar a múltiples interpretaciones. El tono fue juguetón, sin intenciones ofensivas, lo que hizo que el público lo recibiera con humor y lo replicara en distintos formatos.

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