No parece que Efraín Ruales se haya ido. Sus vídeos, fotos y publicaciones en redes sociales están vigentes. De él se sabe y se habla hasta en la prensa internacional. El público ecuatoriano no asimila que el actor y presentador fue asesinado y que hoy se cumpla el primer mes de su abrupta partida.

De los responsables del asesinato no se conoce información ni sus identidades. Solo se sabe que varios testigos han declarado, pero la Fiscalía junto a la Policía Nacional no han revelado detalles del caso, pues el proceso se encuentra en plena investigación.

Hace 30 días, el presentador iba manejando cuando fue interceptado por un vehículo Chevrolet Grand Vitara, color azul, del que le dispararon por cuatro ocasiones. Uno de los proyectiles impactó su cuerpo y ocasionó su muerte. El hecho ocurrió en la avenida Guillermo Cubillo Renella, cerca de la Juan Tanca Marengo, tras salir de un gimnasio de la ciudadela Mirador del Norte, en Guayaquil.

Pero, al parecer, Efraín no solo era el presentador, que animaba a los televidentes del programa  En Contacto, de Ecuavisa. Tenía varias facetas en su vida como: la religiosa, de amistad, la de deportista y la profesional, todas ellas contadas desde sus amigos más cercanos.

Sus grandes ‘panas’ dicen a EXTRA que lo recuerdan con un profundo cariño. Revelan que dar esta entrevista fue algo doloroso para ellos, pero sintieron que es necesario recordar al amigo que acolitaba para ir por un encebollado, que jugaba pelota como delantero, que amaba leer la Biblia y que siempre mostraba su cariño a sus amigos.

EN LO LABORAL

El programa aún no lo asimila...

Gabriela Díaz, presentadora del programa En Contacto, de Ecuavisa, quien fue la compañera de trabajo de Efraín en dicho espacio aproximadamente dos años, narra que este mes fue lleno de reflexión para el equipo del matinal. Su muerte hizo que el estudio de grabación fuera distinto.

“Se siente triste y frío. A veces se siente una energía diferente, pero con un tinte de tristeza. Los camarógrafos con las miradas perdidas; una productora que se le salen las lágrimas cuando se confunde al decir Efraín y no José Urrutia”, dice Gaby, quien fortaleció la amistad con el actor hace dos años.

Gaby explica que el luto por la pérdida de un ser querido siempre se lleva, el canal decidió dar un mes para cambiar los colores, pero el recuerdo de Ruales seguirá en cada uno de ellos.

“Lo llevaré con mis otros lutos (pérdidas de sus dos bebés), con la nostalgia de haber perdido a un gran compañero. Era una persona especial. Tímida, pero al tiempo lleno de espontaneidad, muy servicial, le encantaban los niños, un barcelonista empedernido, un profesional en lo que le apasionaba y un buen director”, agrega.

Por otra parte, afirma que, pese a todo lo sucedido, cree en la justicia y espera que pronto se den los nombres de los responsables del hecho.

EN LO ESPIRITUAL

“Le gustaba conversar con los pastores”

La exreportera Verónica Camacho conoció a Efraín aproximadamente hace 12 años y compartieron muchas cosas juntos, entre esas la fe.

Cuenta que desde niño era cristiano, pues su madre Nachita lo es. “Él vivió su fe de manera independiente, dos o tres veces fuimos a charlas cristianas en casas (conocidas como barquitas)”, comenta.

Narra que iba a retiros de la Iglesia Galilea (Urdesa, norte de Guayaquil) a la cual visitó hace unos 15 años; luego en 2019 se congregó en Casa de Fe (vía a la Costa, norte de Guayaquil). “Le gustaba conversar con los pastores, sobre todo los que dirigían a los jóvenes”, manifiesta.

Agrega que a Ruales le encantaba leer la Biblia, es más en su casa tiene algunas paredes con versículos. Uno de sus favoritos: “En paz me acostaré y asimismo dormiré porque solo tú Jesús me haces vivir confiado (Salmos 4:8), lo tiene plasmado en su dormitorio”, dice Camacho.

“Cuando íbamos en el carro cantábamos alabanzas, le gustaban mucho las de Álex Campos y Jesús Adrián Romero”, finaliza. (RA)

EN LAS REDES SOCIALES

¡Un ‘like’ hasta el cielo!

A Efraín lo conoció por su trabajo como Comunity Mánager en el programa En Contacto, de Ecuavisa, hace tres años. Carlos Pin no solo era el tipo detrás del teléfono que grababa sus videos, sino su ‘panita’ para irse de peloteo o escaparse del trabajo a comer ceviche donde doña Colo.

Ha pasado un mes en el que le arrebataron al ‘duro’ de las redes sociales, como él lo llamaba. Por eso y por el gran cariño que siempre le tendrá, Pin escribió el siguiente poema: