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Los pequeños futbolistas disfrutaron de la experiencia de jugar en la cancha del estadio de Aucas.FRANKLIN JÁCOME / PARA EXTRA

Súper Liga Estudiantil: Jugaron como profesionales

Más de 700 niños disfrutaron al disputar las finales del torneo en la cancha del estadio Gonzalo Pozo Ripalda, la casa de Aucas

Cuarenta y cinco partidos en una sola jornada para hacer felices a más de 700 niños. La Súper Liga Infantil cerró su octava edición con cotejos en el Gonzalo Pozo Ripalda, repartiendo premios a los campeones, vicecampeones, los equipos que quedaron en tercer lugar e incluso trofeos amistosos.

El objetivo es que todos los ‘pelados’ disfruten la experiencia de jugar en un estadio de Serie A, no solo quienes alcanzaron las finales. Hasta el escenario de Aucas arribaron niños de escuelas de fútbol de toda la ciudad. Mientras los pequeños saltaban con gran ilusión al césped para disputar sus partidos en una de las cinco minicanchas que se armaron, los padres de familia coparon la tribuna, igualmente emocionados.

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Con dos trofeos, el grupo de jugadores de la escuela Luna Sport celebró el éxito en su primera participación. Bajo el mando de David Luna, estos chicos se entrenan en el espacio público, en el parque La Carolina, al norte de la urbe.

La escuela no tiene un alumnado numeroso y de ahí justamente su orgullo al haber ganado los dos títulos. “Para nosotros fue un poco complejo porque estábamos en dos torneos a la vez y apenas tenemos diez por categoría, pero logramos salir campeones”, destacó Luna en diálogo con EXTRA.

Por ese esfuerzo y la alegría de estar en la cancha del Papá Aucas, el equipo se mostró muy satisfecho y con ganas de una nueva edición. “Esta Súper Liga Infantil me gusta mucho, porque tiene este plus de llevar a los chicos a los estadios profesionales. Los niños se motivan mucho”, valoró el ‘profe’.

REGRESO A CASA

Santiago Mallitasig y Pablo Amaya comparten su experiencia con los ‘peques’.FRANKLIN JÁCOME / PARA EXTRA

Otro muy contento fue Santiago Mallitasig, que de hecho conoce a la perfección el estadio y no pudo evitar la nostalgia de sus tiempos como zaguero en el cuadro oriental entre 2012 y 2016. El mismo escenario donde festejó el ascenso de Aucas a Primera, ahora fue lugar para disfrutar de su otra faceta, la de entrenador.

El defensor no se ha retirado del fútbol todavía, pues a sus 34 años estuvo la temporada pasada en Olmedo y también reforzó al Patrón Mejía en su ascenso a Segunda. Para esta temporada será parte de Rayo, de Cayambe.

Pero a la par de su carrera como jugador, no descuida la escuela de fútbol que lleva su nombre. “Yo he estudiado para esto, es lo que me gusta y ahora me estoy acomodando para poder compartir también con ellos en cualquier torneo al que nos invitan. Tengo el respaldo de los padres, que me felicitan por el trabajo que se hace con los chicos. Tengo gente de fútbol que me conoce y eso me pone contento”.

Los ganadores de las diferentes categorías recibieron trofeos y medallas.FRANKLIN JÁCOME / PARA EXTRA

Como Santiago, otro exfutbolista que vivió la experiencia de ver a sus alumnos en el Gonzalo Pozo fue Pablo Amaya. De hecho, ambos acabaron enfrentándose con sus dirigidos en la final, que se resolvió por penales. En este caso, ganó la experiencia de Amaya, exjugador de El Nacional, Universidad Católica, Técnico Universitario, entre otros.

El exvolante resaltó que este torneo cumple con el objetivo de formar a los más pequeños. “Es muy importante saber que hay profesionales entendiendo el proceso, que los árbitros hagan repetir un saque, por ejemplo, para que los niños vean que se trata de aprender, que entiendan el juego, no solo vengan a patear una pelota. Eso es un incentivo”.

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