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Las 'piedrotas de oro' de Poleth y Anaís
Las hoy medallistas paralímpicas iniciaron lanzando rocas y pelotas en un terreno frente a su casa, antes de las balas que las llevaron a la gloria
Con el pie, en la tierra dibujaban un círculo, que les servía de límite para cumplir con el lanzamiento. El sol pegaba fuerte en su natal Tumbatú, en el Carchi, pero Poleth Mendes y Anaís Méndez no se quejaban.
En sus inicios en el lanzamiento de bala, las tricolores entrenaban en un terreno irregular, frente a su casa. Allí buscaban que pesadas piedras lleguen lo más lejos posible. Esas eran sus balas.
María del Carmen Sánchez, su mamá, fue la motivadora de Poleth y Anaís para que practiquen deporte desde que estaban en la escuela.
Al regresar de estudiar, almorzaban y tomaban una siesta. Si la pereza les ganaba para ir a las entrenamientos, “les lanzaba agua para que se despierten”, cuenta entre risas la mujer, de 47 años. Hoy, ese esfuerzo tienen su premio, al convertir a las hermanas en las primeras medallistas paralímpicas del país.
“Nos tocaba buscar los medios para entrenar”, cuenta Eliana Méndez, hermana mayor de las tricolores, quien practicaba velocidad y lanzamiento de jabalina. Con tristeza recuerda que los entrenadores se decepcionaban por la falta de apoyo e implementos, pero que todo cambió con David Bernardo, quien “con pasión y paciencia hizo que mis hermanas progresen”.
Consiguieron pelotas de colores con varios pesos y lograron acceder a la cancha del pueblo. Y con los diferentes triunfos ya contaron con los elementos necesarios para su preparación en diferentes escenarios del Carchi.
“Ver hasta dónde han llegado Poleth y Anaís es un orgullo. Por la motivación, dedicación y esfuerzo que siempre han puesto estaba segura que conseguirían las medallas”, señaló emocionada Eliana.
LA ESPERA
Ahora, María del Carmen espera que pasen rápido las horas para abrazar y besar a Poleth y Anaís, que tienen previsto arribar a Quito el viernes 3 de septiembre en la noche.
El sábado 4 será la fiesta en Tumbatú por sus hijas pródigas, que son un ejemplo de superación y de lucha para los pobladores de esta localidad que se dedican a la cosecha de aguacates, mangos y caña de azúcar.