Fue el mejor jugador de un Clásico del Astillero, un crack en aquella noche, pero al final del partido le pasó algo que estuvo cerca de comenzar en un juicio.

Todo pasó en el túnel del estadio Monumental. Él en realidad jamás imaginó que un comunicador iba a estar en ese lugar.

Antes de que salga, una chica hermosa, de 1.80 m de estatura, ojos miel, pelo ensortijado y un jean roto estaba esperándolo. Pero lo hacía con la hermana del jugador.

Sus movimientos coquetos la delataban. ¿Quién era? La bella mujer cometió el “error” de decirle al periodista que: “estoy esperando a mi bombón, es el amor de mi vida, el futuro padre de mis hijos, el más lindo de todos”. Esas declaraciones 24 horas más tarde estaban en el diario de mayor circulación del Ecuador (EXTRA) y las radios hablaban del amor del crack del Clásico.

Pero esa no era la verdad. La chica era casada y lo único que deseaba era que todos se enteren de que ella era el “amor” del jugador.

Tres días después se armó la grande: el jugador se declaró sorprendido, la chica dijo que no había dicho nada y la novia oficial pedía explicación.

Todo llegó hasta la parte legal. Pero antes de comenzar el juicio la chica que dijo que amaba al jugador no pudo con su conciencia y ‘reculó’. Declaró que el futbolista solo era un amor de minutos, que ella sí quería algo con él, pero el futbolista solo deseaba un momento y nada más.

Al final el jugador confesó que sí era un pequeño vacile, pero que jamás imaginó que ella iba a decir a un medio de comunicación de todo un romance que solo existía en su cabeza. Esa fue una lección para que los jugadores tengan cuidado de esos ‘amorcitos’ de momento.