¿Para usted, 13 horas de viaje es como tomar la Metrovia en Guayaquil o el Trolebus en Quito? Es la primera pregunta que salta para Christian Noboa, el jugador que desde el jueves 8 de octubre del 2020 es huésped de Casa de la selección en Quito, y en solitario, a la espera que el viernes 9 pueda reunirse con sus compañeros de la Tricolor cuando regresen de Argentina. Pero no pierde tiempo, se bajó del avión y se fue a entrenar en el gimnasio. 

Noboa está de vuelta a su amor de toda la vida. Si a ese amor que en 2014 le costó sangre en el Mundial, a ese amor que le tocó discutir con la dirigencia pasada de la FEF.

“Claro que parece Metrovía, ya es la costumbre, pero el viaje no es nada. No tienes idea lo que es jugar por Ecuador; es algo que todos soñamos, de ahí que venir de Europa no es nada. Una vez el viaje duró como 18 horas; bajé y quería jugar. Nada es sacrificio; sacrificio es lo que hacen los aficionados para pagar su entrada al estadio, cuando se podía hacerlo” nos dice un Noboa recién llegado a Quito que parece juvenil, por las ganas de estar en la Tricolor.

Dice que será la primera vez que viene a Ecuador y no podrá estar en su querido Guayaquil. El regreso a Rusia será después del partido, algo así como del estadio al aeropuerto. Sonríe al darse cuenta que le tocará dormir solito el 8 de octubre en la Casa de la selección.

Esta vez ha sido diferente en todo. Aquí los puntos de su llamado.

1.- El tema con la dirigencia, cuando lo dejaron fuera en los últimos partidos de la eliminatoria de Rusia, fue durísimo.

2.- Primera vez que viene solo a un partido.

3.- Primera vez que viene con el membrete de goleador del fútbol ruso.

4.- A los 35 años y jugando, es un sueño para él.

5.- Junto a Dida Domínguez, son los sobrevivientes del partido cuando se le ganó Argentina en el 2015, 0-2 en el Monumental de River Plate.

6.- Primera vez que llega a Ecuador, pero no visitará a su querida Guayaquil.

7.-Primera vez que llega con el pelo pintado de amarillo.