Preguntas vetadas, miradas de asombro, silencio absoluto. La sombra de las acusaciones de presuntos abusos sexuales por parte del seleccionador Bruce Mwape contra sus jugadoras ha eclipsado la primera participación de Zambia en un Mundial en su historia.

En una rueda de prensa previa al choque frente a España, previsto para la madrugada del miércoles 26 de julio, el entrenador protagonizó un enfrentamiento con los medios españoles al rechazar comentar sobre las serias acusaciones que pesan en su contra.

La Asociación de Fútbol de Zambia (FAZ) informó, sin citar nombres, en septiembre de 2022, que ha remitido una investigación sobre presuntas denuncias de abuso sexual en el corazón del fútbol femenino del país a las autoridades y a la FIFA, que han salpicado indirectamente al seleccionador nacional.

Aunque no se trata de un caso reciente -y que muchos denuncian la vista gorda, puesto el rol de Mwape en el histórico desempeño de las “Reinas del Cobre”- las acusaciones volvieron a salir a la luz tras un reportaje del periódico The Guardian, que recopila testigos de una jugadora y personas cercanas a la absoluta.

“¿De qué estás hablando? Porque no me puedo apartar sin motivo, es algo que estás leyendo en los medios, en la prensa, pero la verdad saldrá a relucir. No hay que basarse en rumores solamente”, afirmó ayer cuando una periodista indagó si había pensado en apartarse del equipo mayor por las acusaciones.

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La expresión de asombro de la capitana, Barbra Banda, denunciaba no intencionalmente la crisis desatada, al paso que los segundos de silencio del entrenador, antes de vetar la libertad de prensa, hacían crecer la incomodidad.

Los periodistas intentaron, en vano, repetir la pregunta a la capitana zambiana, quien antes de que pudiera empezar a formular las palabras fue abruptamente interrumpida por el jefe de prensa de Zambia. “No se responderá a estas preguntas”, apostilló, para enseguida terminar la conferencia cuando varios reporteros aún esperaban su turno para preguntar.

Llama la atención que el veto a periodistas y el silencio desconcertante tenga lugar justamente en el Mundial femenino, que se propone ser el más igualitario y parejo de la historia del fútbol.