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La guayaquileña, de 30 años, ya está clasificada a los Juegos de Tokio.Cortesía

Marina Pérez: ¡'Balazo' a la pandemia!

La tiradora olímpica Marina Pérez tuvo COVID-19. Ya clasificada a los juegos de Tokio, hace dos semanas retornó a sus entrenamientos en el Polígono.

Lo bueno de la emergencia fue que, por primera vez desde que se casó hace tres años, pudo celebrar un aniversario con su esposo. Lo malo, que ambos se contagiaron con COVID-19.

La deportista Marina Pérez, quien practica tiro olímpico, no sospechaba de la enfermedad sino hasta que retornó a los entrenamientos en el Polígono de Guayaquil hace dos semanas. Se sometió a las pruebas rápidas, que detectan si una persona generó anticuerpos, es decir, si ya estuvo contagiada con el virus.

“Hace dos meses me dio una gripe. Tenía fiebre y tos, pero como todos decían que con el COVID uno no podía respirar, y eso no me pasó, no pensé que sería eso. Tenía la duda. Mi esposo perdió el gusto y el olfato por tres días y luego se curó. Nos sometimos a vaporizaciones en casa y a ungüentos de eucalipto y se nos pasó. Luego supimos que sí fue COVID”, contó.

En época de cuarentena, Pérez, de 30 años, se dio maneras para mantenerse en forma. Poco antes de que se desate la emergencia, había iniciado un proceso para adquirir una pistola de aire comprimido y esto ‘le salvó’ el trabajo.

Pudo entrenar con su arma no letal de 10 metros pero, eso sí, lo hacía con ventanas y cortinas cerradas para que “los vecinos no piensen mal”. Pese a ser un artefacto no letal y que solo se mide la fuerza del disparo con un ‘clic’, se trata de una pistola y, de todas formas, Pérez requiere de un permiso para portarla y utilizarla.

Casi 1.500 dólares pagó la tiradora por su arma. Ella y su familia (reside con su esposo y su suegra) viven del ingreso económico que Pérez recibe del Plan de Alto Rendimiento.
El esposo de Pérez está desempleado, ya que la pandemia lo sorprendió cursando el último año de la carrera de Administración de Empresas y Marketing.

En la práctica

Antes del inicio de la emergencia, Pérez ya había conseguido su cupo para participar en los Juegos Olímpicos de Tokio, tras ganar medalla de plata en los Panamericanos de Lima 2019.
Además, en esa misma cita en la capital peruana, obtuvo dos preseas de bronce: una en la categoría mixta y otra en pistola deportiva de 25 metros. “Eso me convirtió en la primera deportista latina en lograr tres medallas en un mismo campeonato panamericano”, se congratuló.
La paralización por la pandemia no fue del todo mala, según la deportista. Los meses entre marzo y junio suelen ser los más complicados en su carrera, puesto que es cuando más sale de viaje, así que nunca había podido celebrar sus aniversarios. “En mayo cumplimos tres años y fue la primera vez que mi esposo y yo pudimos pasar juntos”.

Ahora Pérez vive con el temor de la pandemia. Se transporta al Polígono en bus, así que toma todas las medidas posibles (le queda a 15 minutos de viaje). “Ando con mi traje de bioseguridad para no cambiarme de ropa a cada rato”.

Se fregó el plan de adaptación para Tokio

El entrenador de Pérez, el mexicano Hugo Hernández, tenía previsto realizar una pequeña gira de campamentos y entrenamientos de tiro por Europa y Asia, esto con el objetivo de que los chicos se aclimaten al cambio del huso horario en Tokio.

“Íbamos a participar en la Copa del Mundo en la India, luego a entrenar en España, pasábamos por Italia, Alemania y el preolímpico en Japón”. Pero la joven tuvo problemas con el trámite de la visa, así que no pudo irse a la India. “Lo cual resultó muy conveniente. Si me hubiera ido, me habría atrapado la emergencia allá”, dijo.