Exclusivo
Deportes
Luis Cruz, las manos 'mágicas' del fútbol barrial
Aprendió en las canchas y ha pulido la técnica con el paso de los años. Tiene decenas de camisetas de los equipos que lo ‘contratan’, a los que deja ‘papelito’. Es un ingreso extra a su labor de cuidador de carros.
Apenas observa que un jugador sufre una falta, Luis Cruz sale corriendo para asistirlo. Con un botellón de agua y un frasco con su ‘fórmula mágica’ espera la autorización del árbitro para acudir en su ayuda.
Siempre está pendiente de las acciones en la cancha y presto para ‘volar’ cuando alguno de los futbolistas de los equipos a los que ayuda queda tendido en el campo de juego.
Conocido como el ‘mil equipos’, ya que los clubes que lo ‘contratan’ le dan una camiseta para que esté bien uniformado, Luis lleva su conocimiento a varias canchas del deporte barrial, donde es familiar para dirigentes, deportistas e hinchas.
Su primer acercamiento a la asistencia a los jugadores la tuvo hace 12 años. A la par que era defensa central en el Águila Azteca de la liga México, en el sur de la ciudad, aprendía el arte de dar masajes.
Un amigo al que le decían el Negro, del que señala ya falleció, fue el que lo ayudó en sus primeros pasos. El Águila Azteca se quedó sin el equipo de segunda categoría del que Luis formaba parte, lo que lo impulsó a dedicarse de lleno a la asistencia de los futbolistas barriales.
Otra persona que lo ayudó en su formación es Oswaldo Acosta, con quien perfeccionó la técnica para trabajar en los músculos de los deportistas. A Cruz lo conocen en innumerables ligas del centro y sur de la capital, y también ha estado en el Campeón de Campeones, el máximo torneo de esta disciplina.
“Me llaman para solicitar mis servicios a equipos desde segunda a máxima categoría. Algunos me pagan, me dan cualquier comida. Están felices con mi trabajo, los ayudo a que siempre estén listos”, cuenta Luis, siempre con una sonrisa.
Detalla que el domingo es el día que más trabajo tiene y donde puede redondear unos 20 dólares que lo ayudan para su alimentación. Con eso completa lo que logra reunir como cuidador de carros, actividad que realiza de lunes a viernes, de 08:00 a 16:00, en la avenida Amazonas y Naciones Unidas, al norte de la capital.
“Me dan unos 5 dólares por partido. Empiezo a las 10:00 y me quedo hasta las 18:00. La solidaridad es lo lindo del fútbol del barrio”, afirma.
SU SECRETO
Cruz, que vive en el centro de la urbe, asiste a la casa de un dirigente o un jugador del equipo que lo llamó para que lo lleven a la liga barrial donde brindará sus servicios.
En su casa prepara las vendas de varios tamaños, la cinta de embalaje para las medias y alista su ‘fórmula mágica’ para atender a los futbolistas. “Se llama embrocación y la preparan en la Botica Alemana, soy de la vieja escuela. Con eso doy masajes en el calentamiento previo a los partidos y también después de los juegos a quienes me piden”, menciona.
Sus manos se mueven con rapidez y técnica en las piernas de los deportistas que hacen muecas cuando Luis encuentra la zona de dolor, pero después salen satisfechos al ver que sus músculos quedaron ‘papelito’.
Para adquirir los materiales, los equipos le dan un valor aparte a Cruz, quien detalla que un frasco pequeño de embrocación le dura dos fines de semana.
Más allá de tener un ingreso extra, Luis se queda con el cariño y el reconocimiento de la gente del deporte barrial que con emoción observa el espectáculo que el ‘mil equipos’ brinda en las canchas.