Fue la primera alegría para la parroquia de Guangopolo en cuanto al fútbol. Por eso la expectativa había sido muy alta y unos 200 vecinos de la parroquia en el Valle de los Chillos acompañaron a Chopiz en su final ante Universitario, de Píntag, disputada en el estadio de Amaguaña.

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El equipo es uno de los tradicionales de su liga, fundado hace más de cuarenta años por un grupo de amigos que quiso formar una pandilla al compartir gustos musicales y, claro, sus ganas de hacer deporte. Cuenta Lenín Paucar, actual dirigente del club, que fueron sus tíos maternos, de la familia Espinoza, los fundadores, todos guangopolenses.

Chopiz ya tenía pendiente alcanzar la disputa de un título, pues en los últimos años llegó a instancias finales en al menos cuatro ocasiones y no se le daba. Pero el 2024 fue diferente y se mostró muy fuerte hasta las semifinales, en donde debió aprovechar el gran nivel de su arquero para superar en penales a La Pradera, de Puembo.

Aquella tanda sería solo la preparación para un escenario similar en la final, pero esta vez ante un rival que llegaba como favorito, al ser el vigente campeón. Tal y como lo esperaban, Universitario salió a atacar y aunque en los primeros minutos fueron bien neutralizados, más tarde debió aparecer el arquero Brandon Salinas para mantener el marcador a cero.

El segundo tiempo fue muy disputado, con roces incluidos y las hinchadas con sus reclamos hacia el cuerpo arbitral. Aunque el aliento a sus equipos no faltó, los arcos se cerraron definitivamente y, otra vez, Chopiz debió encarar una definición desde los doce pasos.

Los cobros fueron perfectos en la ronda de cinco y entonces se extendieron a los tiros uno a uno. Con el vértigo de esa instancia, Carlos Ordoñez, que había sido figura de Universitario en la semifinal al jugar con una herida en la cabeza, tomó la responsabilidad de patear. Pero, esta vez, sus planes fallaron.

El derechazo con el borde interno del pie no tuvo la suficiente potencia para instalarse en el ángulo del arquero Salinas, quien sí intuyo bien el costado al que iría la pelota y, lanzándose, cortó la trayectoria y se quedó con el esferico, desatando la alegría de su parroquia.

Tal fue el orgullo de los vecinos por este histórico título, que unas 300 personas se instalaron en el parque central para recibir a los campeones.

Sin duda, Brandon Salinas fue el más destacado del campeonato con Chopiz y sus pasos son seguidos por varios dirigentes del deporte parroquial, que lo quieren en sus equipos. De hecho, al finalizar el torneo, el guardameta ya concretó su retorno a La Merced, en donde ya había jugado.

"Ha estado con nosotros los últimos cuatro años, pero así es esto, siempre hay alguien que les ofrece más (dinero)", dice, resignado, Paucar, recordando que también él lo había fichado, justamente proveniente de La Merced, su parroquia vecina.

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