Tiene una zurda privilegiada. Nació en Venezuela y está jugando su cuarta Superliga femenina en Ecuador. Es madre y futbolista.

Jhojandry Monsalve, la Zurda, es quien mueve el medio campo de Barcelona. Dice que este 2022 es para ser campeonas.

Antes de llegar a Ecuador, esta crack que hoy juega ante el aplauso de los hinchas, ejerció como policía en su natal Venezuela.

Ya en Ecuador, tuvo un paso por el fútbol femenino de Santo Domingo de los Tsáchilas, pero sin mayor éxito. Por eso le tocó trabajar. Fue una artesana en la elaboración de los jeans en Pelileo, mientras su madre hacía unos ricos dulces para conseguir dinero.

Jhojandry es un ejemplo de esas mujeres a las que se les llama guerreras.

Monsalve, quien nació en San Cristóbal, un 16 de septiembre de 1996, es madre de Camila, de 5 años.

Cuatro años en Barcelona, ya está haciendo carrera.

Gracias a Dios ya son 4 temporadas, espero que este año se cumpla el sueño de poder ser campeona. Llevo en el país cinco años, pensé que iba a jugar y me regresaba, pero Barcelona me abrió las puertas, me ayudó a crecer y quiero más.

¿Pensó que se iba a quedar tanto tiempo?

Todo se fue dando, con mi madre Nelvis decidimos quedarnos y soy feliz acá; estoy en lo que me gusta, que es el fútbol.

De los cinco años que lleva en Ecuador, el primero fue durísimo...

Pasó de todo, primero a jugar en Santo Domingo de los Tsáchilas, y perdimos una final para subir de categoría. Luego vivíamos en Ambato y me tocó trabajar, y jugar a manera de interbarriales los fines de semana; luego aprendí el oficio de coser los jeans que se hacen en Pelileo.

¿Qué tal era en confeccionar los jeans?

Era algo que tocó aprender. Mi madre que era costurera me enseñó, luego trabajé hasta que se dio lo de Barcelona.

¿Entre la tela jean y los hilos, soñaba que podría jugar fútbol en grande en Ecuador?

Nunca me imaginé que me iba a pasar esto tan bonito con Barcelona, jamás. Claro que tenía sueños de ser jugadora, de llegar a un equipo grande. Yo decía que tenía posibilidades de jugar, y un día estaba en medio de los jeans trabajando y con una amiga vine a probarme a Barcelona, pero tenía miedo perder el trabajo y que no me tomen en cuenta. Pero todo se dio en favor, en diciembre me aceptaron para venir y me quedé en el equipo y me olvidé de los jeans, pero fue una linda experiencia.

Mientras yo hacía eso, mi madre se dedicaba a la venta de dulces. Soy feliz igual que mi familia.

Su vida es una verdadera historia.

Nada es gratis en la vida, en Venezuela viví cosas duras, en el Tsáchila me probé pero salí lesionada, y me dijeron que me iban a amputar la pierna, fue duro.

De locos eso de ser policía en Venezuela, artesana en Ecuador y ahora en Barcelona.

Es de locos, pero tengo metas: poder llegar a tener una casa, un negocio... el fútbol no es para toda la vida. Junto a mi madre nos la buscamos, ella sabe mucho de dulces.

Ya hasta hizo un gol olímpico.

Lo venía practicando desde hace rato y me salió, gracias a Dios. Ahora llevó cuatro goles, pero este es el año para poder ser campeona y jugar Copa Libertadores con Barcelona.