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Los jugadores ecuatorianos tienen su lugar exclusivo para comprar prendas de vestir.Freddy Rodriguez

Los jugadores también se dan cariño

Varios jugadores ecuatorianos han encontrado tranquilidad entre las prendas de vestir exclusivas y las rutinas de belleza

El salir de shopping para quitar el estrés no es solo de las mujeres. Olvídenlo. La presión de los hinchas y el desgaste físico y mental que enfrentan los futbolistas ecuatorianos, por las prácticas y campeonatos, los empuja a buscar lugares en los que se puedan desconectar del fútbol y, al mismo tiempo, hacer lo que más les gusta a muchos de ellos: ‘pegarse’ sus arreglos estéticos y comprar ropa de marcas caras.

Iván Rodríguez y su esposa Laura Rondón, dueños de la tienda Luxury, en Guayaquil, hasta 2015 trabajaron como vendedores de atuendos en almacenes de lujo. Ellos atendían y asesoraban a los clientes, entre ellos a varios futbolistas, quienes siempre, en voz baja, les consultaban si conocían otros almacenes donde puedan tener algo más de privacidad.

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Al conocer el deseo que tenían los deportistas, Iván y Laura renunciaron a sus empleos y abrieron su negocio de venta de ropa exclusiva, como: Dolce & Gabbana, Versage, Dior, Amiri, Fendi, Burberry, Louis Vuitton, entre otras. Lo curioso fue que su primer local era un pequeño cuarto de su casa, ubicada en Samanes, al norte porteño, y eso les gustó a los peloteros.

Kevin Becerra (defensa de Guayaquil City) fue mi primer comprador. Cuando lo llamé a decirle de mi negocio fue enseguida. Lo noté diferente, cuando estaba delante de personas era medio callado, pero sin gente es más sonriente. Y eso lo he notado en la mayoría de los jugadores, que en privado se muestran como son realmente”, reveló Iván.

Becerra se gastó unos 4.000 dólares en 4 prendas de estilo oversize (son de tallas grandes), la moda que mantienen los futbolistas. Tras pedir asesoramiento de imagen, se llevó un outfit completo: dos camisetas, un short de tela y un par de zapatos.

Luego, Bryan Rivera (de Deportivo Cuenca), William Vargas (de Guayaquil City), Máximo Banguera (de Naranja Mecánica), entre otros, le compraron.

“Tras atender a varios de ellos pude entender que buscan desconectarse del fútbol y de los hinchas en la calle. Como toda persona, buscan tranquilidad. Ellos sí hablan de fútbol, pero prefieren conversar más sobre la moda y cuáles son las tendencias que van saliendo. Y fue por medio de ellos que se me ocurrió darle un agregado a mi negocio”, cuenta Rodríguez.

Así como a los jugadores les gusta vestir con marcas exclusivas, que en ocasiones no saben ni cómo pronunciarlas, también les gusta tener las uñas limadas y el rostro sin granos, bien ‘pulidito’, para lucir bien ante las cámaras.

Fue por eso, que en 2019 mudaron su negocio a un local en Urdesa Central (norte de Guayaquil) para ofrecer el ‘ABC’ completo: outfit, manicure, pedicure, limpieza de cara y corte de pelo y barba.

En su mayoría, los futbolistas sufren del pie de atleta, una infección de hongos que comienza en los dedos del pie, y de la inflamación de sus dedos por los pisotones en los juegos. A pesar de aquello, con la pedicure no sufren, pero con el tratamiento facial sí que se retuercen del dolor.

Antes tenían que ir de local en local para hacerse todo y eso no les gusta. Suelen realizarse arreglos cada 4 días. Yo pensaba que con la pedicure sufrirían, pero creo que ya están acostumbrados al dolor en los pies. En cambio, con la limpieza de cara he visto que varios se retuercen y hasta piden que le hagan despacito (entre risas), pero terminan su sesión”, acota Iván.

Kendry Páez, el ecuatoriano de 16 años que es considerado una futura estrella mundial, fue en busca de un ‘ABC’ completo. Pese a que en las canchas se muestra como un jugador ‘canchero’, es calladito y respetuoso, y aquello se reflejó en el outfit que se llevó y el corte de pelo que se hizo.

“Eso también me he dado cuenta: hay jugadores que parecen extrovertidos en la televisión, pero son muy educados, como Kendry. Él vino con su papá Ray y se hizo un corte normal, se arregló las uñas y se llevó una camiseta y un short. Su estilo no es extravagante, no le gusta llamar la atención. Sus prendas fueron oversize, pero sin dibujos”, cuenta Rodríguez.

Para cumplir con los pedidos de los jugadores, Iván viaja cada mes por unos 5 días a Europa, para comprar la ropa en las tiendas oficiales. Aparte, porque estas solo las suelen vender en los almacenes. Pero, aun así, algunos jugadores, luego de haber conseguido las prendas, han ‘reculado’ con los pedidos personales.

Muchas veces me han quedado mal, a último momento me han dicho que ya no quieren las prendas, pero no he perdido dinero porque las he puesto a exhibir en mi tienda y se han vendido”.

Aunque también “hay otros que me han dejado de responder y no me han pagado, pero yo no me enojo por eso, siempre pienso que tuvieron una urgencia a último momento. Pero si vuelven a pedirme algo sí les cobro (entre risas)”, manifiesta.

El año pasado, un jugador de un equipo del Astillero le hizo un pedido especial. Quería 10 gorras Dolce & Gabbana, valoradas en 1.000 dólares cada una, personalizadas con el nombre de sus familiares. Pero, para conseguirlas tuvo que viajar por Italia, Francia y España por 20 días, porque una de las reglas de las tiendas de lujo es: vender solo una prenda de cada modelo a una persona.

“Es un jugador importante, por eso no le pude decir que no. Fue un reto conseguirlas, porque no se pueden comprar todas en una sola tienda, tuve que recorrer varios países, aparte que era un modelo exclusivo, que no se conseguía fácilmente. Pero cuando se las entregué me agradeció y se fue feliz. A veces hay cosas fuera del fútbol que los hacen felices”, finaliza.

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