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José Acevedo, profeta en tierra ajena
José Acevedo le dio a Ecuador la única medalla de oro en la disciplina de karate en los Juegos Bolivarianos, aún cuando nació en Venezuela.
El 26 de junio de 2022 pasará a la historia como el día más importante, hasta la fecha, en la carrera del karateca José Antonio Acevedo. Haber conseguido el único oro de Ecuador en esta disciplina en los Juegos Bolivarianos 2022 marca un antes y un después.
Con la medalla colgando y varios moretones en la cara, producto de los combates, José cantaba orgulloso ese día el Himno Nacional, mientras por su cabeza pasaba la película de su vida: no nació en Ecuador, a los ocho años descubrió el deporte en su natal Caracas y pese a competir durante 10 años y ganar varias medallas, nunca llegó a integrar una selección nacional, sino hasta los 18 cuando llegó a Ecuador.
De mamá machaleña y papá venezolano, el karateca da fe de que los sueños se cumplen, sea en el país que sea.
“Ha sido un camino de mucha preparación, incluso hubo momentos en los que quise tirar la toalla, pero no lo hice. Cuando amas lo que haces hay que seguir y seguir”, dijo Acevedo a EXTRA antes de ganar, el fin de semana pasado, el campeonato nacional en Santo Domingo de los Tsáchilas.
El giro de tuerca se dio en 2018, casi al año de haber llegado a Ecuador, cuando José fue convocado a la selección nacional. Desde entonces, su carrera despegó. En noviembre de 2021 participó en el Mundial de Dubái, donde superó tres rondas, y a inicios de 2022 consiguió el primer lugar en el Campeonato Sudamericano en Guayaquil.
“Había mucha expectativa en estos Bolivarianos. Eran mis primeros juegos del ciclo olímpico, los primeros en la élite, y el karate de Ecuador buscaba con ansias empezar bien”.
En Valledupar, Acevedo ganó las seis peleas que disputó en la división kumite -84 kg.
“Trabajé mucho en mi estrategia y en la ansiedad, porque la mayoría de veces me dejo llevar por los nervios, pero el trabajo mental tuvo buenos resultados”, manifestó.
José Antonio se enamoró del arte marcial en Venezuela a los ocho años, cuando su mamá decidió que aprendiera defensa personal. Participó en torneos importantes, ganó varias medallas y a lo máximo que llegó fue a equipos estatales, pero nunca a una selección nacional.
“Ese tipo de cosas sí te desalientan. Pero las cosas pasan cuando tienen que suceder”.
Ese momento sucedió en 2018, cuando tuvo que dejar su país por la crisis e hizo suya la tierra de su madre: la ciudad de Machala, provincia de El Oro. Fue ahí donde se presentó a unas prácticas y no pasó ni un año que fue llamado a la selección ecuatoriana.
“No lo podía creer. Los entrenadores vieron potencial y como mi mamá es ecuatoriana y mi papá venezolano, pude seguir y aprobar el proceso. Hoy en día cuando los que fueron mis compañeros en Venezuela me ven compitiendo por Ecuador, me dicen: ‘Qué lástima que ya no estés’. Amo Ecuador. Estoy muy feliz acá. Actualmente ya no puedo representar a Venezuela y tampoco es que tenga ese deseo, pero mi código mundial en el deporte es por Ecuador y estoy encantado de que así sea”.