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Joao Ortiz con su pequeña durante el festejo en el estadio de los rayados, tras quedar campeones de la Copa Sudamericana.RENÉ FRAGA / EXTRA

Joao Ortiz, de ver por TV a vivir la gloria

El volante tuvo un primer semestre amargo en Liga de Quito. En Independiente del Valle encontró regularidad y se coronó campeón de la Copa Sudamericana.

El 9 de noviembre de 2019, mientras disfrutaba de unas vacaciones en su natal Esmeraldas, Joao Ortiz siguió la final de la Copa Sudamericana entre Independiente del Valle y Colón de Argentina.

El volante, que había terminado su participación con Deportivo Cuenca en la LigaPro, no se quería perder el partido que significó la primera estrella de los rayados. Mientras miraba el juego por televisión se imaginaba estar en esa cancha viviendo una final internacional.

Poco a poco dio pasos para cumplir este sueño. Primero debutó con Delfín en la Copa Libertadores, club al que llegó en 2020, y del que dio el salto a Liga de Quito para esta temporada.

Con los albos, que tienen en su palmarés varias coronas continentales, vio la mejor oportunidad de llegar a instancias finales en la Sudamericana y llegó como uno de los refuerzos estrella.

Fue titular en siete de los ocho juegos de los universitarios, que quedaron eliminados en la fase de grupos, y que coincidió con un bajón en su rendimiento y con un fuerte cruce con el entrenador Luis Zubeldía.

SEGUNDA OPORTUNIDAD

Cuando parecía que el haber dejado Delfín, donde fue figura, era una mala opción, le llegó la posibilidad de fichar por Independiente del Valle.

No lo dudó y la aceptó enseguida, pese a que tenía que competir con jugadores como Cristian Pellerano, Lorenzo Faravelli o Fernando Gaibor, y sin saber que sería una de sus mejores decisiones.

Ortiz ingresó en el segundo tiempo de la gran final ante el Sao Paulo brasileño.CORTESÍA

Con los rayados cumplió su sueño de ser campeón de la Sudamericana y de vivir esos momentos de gloria en la cancha, al ingresar al minuto 73 del juego ante Sao Paulo. “Estoy contento con todo lo vivido con Independiente. Una final no se juega todos los días, no todos tienen esta oportunidad, estoy orgulloso por entrar a la historia del club”, resaltó Ortiz.

Compartió esta alegría con su esposa y su pequeña hija, quienes le alentaron desde las gradas del estadio Mario Kempes, de Córdoba, Argentina, y en el festejo en Chillo Jijón. “Es algo lindo quedar campeón de la Sudamericana. Hace tres años vi la final por la tele y ahora lo viví en la cancha. Es algo inolvidable”, confesó el volante.

Al consultarle si el dejar a los albos para llegar a los rayados fue su mejor decisión, señaló que “los cambios son cosas del fútbol; uno nunca sabe lo que puede pasar en el futuro, esta vez tuve suerte y cumplí mi sueño de ser campeón en un torneo internacional”.