Cuando en Ecuador era medianoche, el sol estaba saliendo en Doha, Catar.

Hasta antes de la eliminación de la selección ecuatoriana (martes), la diferencia de horario y el no dormir bien se justificaba con una frase: “No importa, el Mundial es cada cuatro años y después dormiremos bien”.

EXTRA conversó con varios ecuatorianos que fueron víctimas del famoso jet lag (problema temporal del sueño), el cual se da por el cambio de horario que hay entre un país y otro.

Para los compatriotas, el día en Catar se hacía megalargo. Se levantaban a las 05:30, justo cuando comienza a ponerse claro. A esa hora recién se ponían en contacto con sus familiares en Ecuador, pues existen ocho horas de diferencia.

Fanny Figueroa, quien llegó a Catar para acompañar a la Tricolor, perdió la cuenta de los mundiales que le ha tocado estar. Tenía pocas semanas de haberse operado, pero con bastón llegó a Catar. El médico le mandó descanso, pero ella no hizo caso, pues quería cumplir el sueño de estar en el Mundial con Ecuador.

“Todo estuvo bonito en el Mundial, pero lo raro de todo y terrible fue a la hora de dormir. Creo que solo lo hice tres horas al día. Se me iba el sueño y me quedaba viendo el techo” explica entre risas la hincha ecuatoriana que llegó desde Estados Unidos.

“La verdad, que ni mi rodilla operada me dio tanto problema como el sueño. Ya me estaba preparando para volver a pasar malas noches, pero con la eliminación de nuestra selección retomaré las horas perdidas de mi descanso (risas)”.

Carlos Rivas, otro ecuatoriano que llegó a Catar desde Estados Unidos, afirmó que por ver a la Tricolor no le paró bola al cambio de horario.

“Cuando llegué le dije al sueño que ‘espere’. A Catar vinimos a disfrutar con la Tri, por eso no le presté mucha atención a la alteración del sueño”, contó Rivas, quien acotó que a su regreso a la ‘Yoni’ dormirá “todo lo que no pudo” durante más de 15 días.