Exclusivo
Deportes

Héctor Chiriboga se destacó como arquero de Liga de Quito y la selección de Ecuador.Archivo

Héctor Chiriboga: “La rivalidad que teníamos solo era en la cancha”

El exfutbolista de Liga de Quito recordó que Carlos Luis Morales era el guapo del grupo. Tuvieron ‘pitos’, pero lograron dejar atrás los problemas.

En las décadas del 80 y 90, la disputa por ser el número 1 del arco de la selección ecuatoriana de fútbol era a patadas y puñetes, pero solo en la cancha, así lo recuerda Héctor Lautaro Chiriboga, quien tuvo una intensa rivalidad con el fallecido Carlos Luis Morales.

Incluso, en 1987 Súper Chiri, actual preparador de arqueros del Macará, le metió un golpe a Pestañita cuando se enfrentaron Liga de Quito y Barcelona en el Atahualpa (3-1), pero después cogieron la paloma de la paz y dejaron atrás el problema.

Chiriboga reconoce el carisma y humildad de Pestañita. Cree que si no hubiera incursionado en la política, Morales estaría a la altura de Julio Jaramillo.

¿Cuándo fue la primera vez que coincidieron en la selección de Ecuador?

Nosotros coincidimos desde la selección juvenil de Ecuador. Fuimos compañeros casi desde el año 1982 hasta cuando llegó Francisco Maturana (1995), casi 10 o 12 años estuvimos en la Tricolor. Y el primer torneo que estuvimos juntos fue en el torneo Juventudes de Bolivia.

En las décadas del 80 y 90 eran considerados los dos mejores arqueros de Ecuador, ¿cómo era la relación entre usted y Carlos Luis Morales?

La rivalidad solo era en la cancha porque afuera nos llevamos bien. Fuimos buenos compañeros y siempre he reconocido que hasta ahora no hay arqueros como nosotros. Nacionalizamos el arco durante casi 15 años.

No teníamos problemas hasta cuando jugué el partido contra Perú en la Copa América de Argentina en 1987. Recuerdo que Morales tapó el partido contra Argentina, en el 3-0 (perdió Ecuador), y de ahí lo sacaron y me pusieron a tapar contra Perú. A Morales no le gustó la decisión y le pegó un pelotazo a Luis Grimaldi (extécnico de la Tri entre 1986-87), aunque no cruzamos palabras ahí fue el primer problema que tuvimos. Por su accionar los compañeros me decían que le metiera un puñete al difunto. Él reaccionó mal con el entrenador y desde ahí quedó la ‘pica’.

¿Le preguntó por qué reaccionó de esa manera?

No, porque ese día nos ganamos mil dólares y nos olvidamos del problema. En ese partido nos ofrecieron esa cantidad a cada jugador por empatarle o ganarle a Perú (Copa América 1987). En la concentración (previo al duelo por el Grupo A) se nos acercó Capiello (Horacio), con Ruggeri (Óscar) y Maradona (Diego), ellos fueron al hotel y nos dijeron que nos daban un incentivo por ganar o empatar, hablaron con todos nosotros al mismo tiempo en el hotel.

Recuerdo que salimos a festejar (tras igualar 1-1) y a comprar cosas, porque regresamos con las maletas llenas de ropa. Ya por eso pasó desapercibido el problema en ese momento.

¿Qué sucedió luego del ‘pito’ que tuvieron en la Copa América?

Después de ese partido no pudimos hablar porque a mí me rompió el labio en el partido (el peruano De la Rosa) y no hablamos. Ya nos vimos en el juego de Liga de Quito contra Barcelona (1987) en el ‘pito’ que hubo entre los dos equipos.

No estaba ni jugando ese partido. Me encontraba en la tribuna porque estaba lesionado del codo. Se armó un incidente y bajé desde la tribuna, le metí un puñete y me desquité de lo que pasó en Argentina. De ahí Morales me dijo que se la debía, pero nunca se la cobró (entre risas). Lo nuestro siempre fue una rivalidad deportiva.

¿Aquel lío que tuvo con Carlos Luis Morales lo resolvieron?

Dos meses después arreglamos el problema. Después del partido con Barcelona en Guayaquil, una revista nos llevó e hizo coger la paloma de la paz (durante una producción fotográfica) para resolver el asunto y en ese momento ya ni hablamos del problema. Nos dimos la mano, pero igual la rivalidad deportiva siguió por muchos años más.

¿Por qué cree que hubo esta rivalidad deportiva?

Primero porque peleábamos por la titularidad en la selección nacional. Aparte, que antes era bastante fuerte la rivalidad que había entre la región Sierra y Costa. Ese era el clásico antes, entre la Sierra y la Costa. En Quito era considerado el mejor arquero del fútbol ecuatoriano y Morales en Guayaquil. Esa disputa más estar en dos equipos grandes nos hizo grandes rivales.

La rivalidad era grande, pero lo importante de la bronca y la competencia fue que marcamos una gran era en la selección de Ecuador. Durante varios años fuimos los titulares de la Tricolor y los equipos locales ya no se enfocaban en traer arqueros extranjeros.

¿Cómo fue la convivencia con Morales en las concentraciones?

Él era muy tranquilo, pero siempre compartía con todos los compañeros. Era el guapo del grupo (carcajadas) ... hasta ahora con la pinta que tenía. Era el foco de las mujeres. El centro femenino. Nosotros nos dedicábamos a jugar al fútbol, pero Morales, aparte de ser un buen arquero, tenía buena pinta (sonríe), por eso le decían Pestañita y los mismos compañeros de Barcelona le decían ‘niña bonita’ (ríe). Siempre fue en buen plan todas las bromas.

¿Cómo lo tomaba Morales cuando lo molestaban?

Él era buen tipo, siempre fue amable, se reía cuando lo molestaban. Dense cuenta que él siempre se preocupó por los suyos porque les dio trabajo a varios exfutbolistas (cuando trabajó en la Prefectura del Guayas como asesor de deportes). Ayudó a mucha gente. Para mí, él hubiera sido como Julio Jaramillo si no hubiera estado metido en la política y esta pandemia dejaba velar a las personas, seguramente se llenaba el cementerio.