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Thiago Cortez tiene 8 años y es jugador del Emelec de Milagro.extra

Los goles se disfrutan en familia

Tiernas historias del torneo Ciudad de Milagro Copa EXTRA que se juega los fines de semana

La cancha une a la familia. Thiago Cortez, de 8 años y jugador de Emelec - Milagro, se mandó dos goles ante el Jorge Herrera, de Vinces. El ‘pelado’ tiene pinta de futbolista dentro y fuera del césped, además una parte de su cabello luce de color verde.

Thiago se lució el fin de se semana en la cancha de la Universidad Estatal de Milagro, en el torneo Ciudad de Milagro Copa Diario EXTRA.

Desde hace cuatro años, Thiago comenzó a jugar fútbol y lo mejor de todo es que sus actuaciones unen a su familia.

Su madre Jéssica López, su papá Kevin Cortez y su abuelo Gerardo López son sus fanáticos. Lo siguen a todas partes. Su barra es personalizada y fiel.

En el primer gol su mamita se levanta de la alegría. Thiago juega en toda la zona de volantes y delantera, no le tiene miedo a nada, aunque su madre sufre porque piensa que cualquier pelotazo le va a pegar fuerte a su niño.

Al pequeño le gusta ver lo que hace el argentino Lionel Messi, en lo internacional, y que de la LigaPro se queda con el volante José Cevallos, de Emelec.

LO DISFRUTA

Se vivió un gran partido entre Emelec y el equipo Jorge Herrera.EXTRA

Los Cortez López se regocijan de lo que hace su hijo y en los fines de semana sacan tiempo para verlo actuar.

“Tiene ocho años, pero le gusta jugar con chicos más grandes, a veces tengo miedo de que le puedan hacer algo, pero se siente cómodo jugando con ellos” expresa Jéssica.

Thiago lleva el fútbol en su sangre y correr detrás de una pelota le fascina. Pero también tiene como objetivo levantar la Copa EXTRA.

Estos son los sueños de muchos niños que incursionan en esta actividad deportiva, donde todos los fines de semana sus jugadas hacen felices a sus familiares y amigos.

Gerardo, abuelo ‘chocho’ y azul

Gerardo López es hincha de su nieto Thiago. El domingo pasado se puso la camiseta de su querido Emelec para ir a la cancha de la Unemi. Hace algunos años también lo hizo por su hijo Christian, pero dejó el fútbol. Ahora tiene la corazonada de que Thiago puede llegar a ser un futbolista profesional.

Los fines de semana, don Gerardo saca tiempo para ver los avances de su nieto. Él se emociona con cada jugada del ‘peladito’. Eso es amor.