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Futbolistas amputados y un golazo a la adversidad
La desgracia no les quitó las ganas de seguir jugando al fútbol. Jugadores amputados participaron en un torneo amistoso en Colombia. Quieren demostrar que no hay límites
Una delegación de once futbolistas amputados (cuatro de Manabí, tres de Lago Agrio, dos de Quinsaloma y dos de Quito) representaron al país en un cuadrangular de Fut 7 que se jugó el sábado 22 de abril en el Parque Cayetano Cañizales, de Bogotá, Colombia.
“Este viaje es producto del esfuerzo que hacemos entre nosotros. Invertimos nuestros propios recursos para cumplir con esta invitación que nos han realizado amigos de Colombia. Algunos hemos hecho préstamos y recibido apoyo de familiares”, explicó uno de los miembros del equipo, Ramón Mieles.
Las historias de superación de estos deportistas son un verdadero golazo a la adversidad. Es el caso de lo vivido por Mieles, un amante del deporte, jugador que desde la infancia tuvo presencia en torneos infantiles y luego pasó a la Segunda Categoría.
“En 2010 tuve dolor en la pierna, posteriormente me empezaron a hacer varias biopsias y en 2016 se me confirmó un sarcoma (cáncer a los huesos o tejidos). Era tanto el amor por el deporte que jugaba así, una pierna la arrastraba. Luego el doctor me dijo que debían amputarme la pierna si quería seguir viviendo. No me opuse, acepté lo que Dios quería”, narró Mieles.
Luego de un tiempo de descanso, en 2017 fue convocado por amigos de su tierra para formar parte de un grupo de futbolistas amputados. Allí empezó la historia, que tiene como logros dos campeonatos nacionales en Quinsaloma representando a Manta.
“Mi experiencia ha servido de ayuda para varias personas. He sido como un psicólogo para personas que tras ser amputadas han querido quitarse la vida. Los he motivado y se han sumado a este grupo de amigos que no tenemos límites, hay que hacerle frente a la adversidad”, expresó.
Otra historia motivadora es la de Antonio Mendoza. Él tiene 28 años y un accidente de tránsito en 2015 derivó en la amputación de su pierna. “Un camión me arrastró como 10 metros, yo me movilizaba en una motocicleta. Fue muy duro todo, tuve dos amputaciones, una bajo rodilla y otra sobre rodilla. Pensé que nunca más volvería a hacer deporte”.
Un amigo en 2017 lo invitó a practicar fútbol de amputados, pero temía caerse y lesionarse. Sin embargo, lo convencieron y fue junto a su esposa a la playa. De esa decisión no se arrepiente, porque asegura que el deporte le ha dado vitalidad, energías, nuevos amigos y una gran lección: los límites están solo en la mente.